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Está un poco difícil subir hasta él, en las faldas del Monte Abantos, pero merece la pena hacerlo.
Sitio recomendable, con un servicio muy atento y amable.
La comida deliciosa, se nota que la materia prima es buena.
Por poner un pega, las sillas, la mantelería y las servilletas estaban muy viejas y necesitarán una renovación urgente.

Acabada la visita al monasterio del Escorial había que comer y decidimos seguir la dirección que nos sugería una señal en la carretera. Empezamos a subir y subir por una calle empinada sin saber a donde llegaríamos hasta que al final de la calle nos encontramos un montón de coches aparcados. Un aparcacoches nos indicó el mejor sitio.
La impresión al entrar buena. Camareros de uniforme. Maitre atento. Mesa para dos.
Me sorprendió una servilleta tapando un trozo de mantel. Al levantarlo sorpresa. Estaba manchado. Varias manchas grandes. Mal aspecto. Algo inesperado en este sitio.
Por lo demás todo muy bueno. Precios razonables. Camareros muy atentos a sí falta agua en las copas para rellenarlas sin pedirlo o para cualquier otra cosa. La comida buena. Muy buena. El postre muy bueno. Precio para dos saliendo mucho más que satisfechos 70 euros.
Pero el mantel sucio no tiene perdón. Aún así os animo a probar sus platos.