Yamaoka debió ser uno de los primeros japoneses en instalarse en la sierra hará ya unas dos décadas, cuando abrió este restaurante por entonces totalmente novedoso. Todavía recuerdo que lo promocionaba como si fuera un trozo del Soho de Nueva York pero en San Lorenzo del Escorial. Lo atestigua todo el muro lateral trufado de pintadas y algunos cuadros de arte moderno que aún perviven en las paredes. Su terraza interior era también un monumento a lo moderno-zen pero con la piedra del Guadarrama. Aquí probé la mejor comida japonesa en mis inicios con un atún de temporada estilo japones y un helado de té verde que todavía tengo vivos en la memoria, además de las explicaciones y el genio y figura del propio Yamaoka. Ha pasado mucho tiempo y esta vez no estaba Yamaoka, creo que ha prosperado y ha podido abrir un nuevo local más céntrico en el mismo San Lorenzo. Pero sin él la comida no es lo mismo y la magia que aporta su personalidad se diluye. Es cierto que proponen unos menús muy económicos para lo que es la comida japonesa que mantienen una más que digna relación calidad-precio. Pero la ternera teriyaki que pude tomar está a años luz de otras que se pueden degustar en alguno de los muchos restaurantes japoneses de calidad que han visto la luz desde entonces en la región, si bien es verdad que en la sierra las cosas no avanzan tan rápido y la oferta no es tan variada.