El techo de cañizo te recibe como debía hacerlo este chiringuito, convertido hoy en local protegido de las lluvias, en 1973, que es cuando abrió. Una buena colección de botellas de vino y licores acumulan polvo desde esos tiempos y le da un aire de bodega vieja muy encantador, pese a que es inevitable pensar en la falta de paños de cocina. Para contrarrestar, las tapas y pinchos se ven recién hechos y apetitosos, los hay desde los más sencillos a 1,20 € y los que vienen con su rebanadita de pan a 1,50 €, las raciones están a 6 € de media y las cañas, servidas en aquellos vasos largos de duralex con rapidez y simpatía están a 1,20 €. Porqué no tienen más estrellas?, no me gustó que la aplicación del 10% de IVA sea la sorpresa desagradable que te encuentres al pedir la cuenta, nadie nos advirtió de eso ni cuando expresamente pregunté cuánto cuesta una caña. Si tomáis esa precaución, es de lo mejor de esa zona para salir de cañas.