Pequeño establecimiento de barrio con un encanto especial… Y como no podía ser de otra manera ese encanto le viene de la cálida relación que el propietario establece con sus clientes. El bar ya tiene sus años y se nota, pero la experiencia era importante, ¿verdad? Aparte de un buen café el bocadillo de queso palmero tomate y orégano me tiene conquistado unos 2 € incluido el cortado. La segunda vez que iba ya recordaba lo que había pedido el día anterior y cómo nos gusta que nos traten así. Nada que ver con la atención de un gran establecimiento o una de esas franquicias de cuyos nombres no quiero acordarme. Negocios auténticos y gente auténtica. Nada más que añadir señoría… Vale, también hay terraza por si tienes miedo a los espacios cerrados o eres de esa especie en extinción que fuma :)