Faro de Cabo Mayor

Un lugar en el que la melancolía te embarga.
La potencia del Cantábrico, que en sus embustes contra las poderosas rocas te cuenta, mil historias de caracolas gigantes, de barcos de piratas de barba roja; de perros de agua plagados de rizos o de sirenas de canto embustero… esas son las historias fantásticas que el oleaje te narra… las reales quedan plasmadas en la escultura que allí está, recordando la crueldad del ser humano, capaz de arrojar a las fauces de la muerte a su propio hermano, por pensar diferente… y no aprendemos, mar. Seguirás devorando gente.

Pues nada, tendré que abrir fuego reseñando este paraje. Personalmente soy un enamorado de los faros, por todo lo que implican y sobre todo por los lugares en los que suelen estar ubicados, zonas con unos paisajes increíbles y costas escarpadas.
En esta ocasión no iba a ser menos, el Faro de Cabo Mayor está en uno de los extremos de la bahía de Santander. En cuanto a las características del faro, pues no sabría contaros alguna especial, es más o menos como el resto de los que podéis ver. Eso sí, dispone de una sala expositiva que se puede visitar. Además, justo al lado hay un chiringuito en el que tomar algo, por lo que me comentaron las rabas allí estaban muy ricas.
En cuanto al entorno, pues os lo podéis imaginar, amplias vistas, fotografías fantásticas, el sonido y el aroma del mar. En fin, una maravilla. Rodeando el faro puedes llegar mediante un camino hasta el extremo del cabo y desde allí ver una escena muy bonita de la bahía.
Un saludo.