Alambique

Otro de los míticos pubs de Calle Betis, una de las zonas de marcha por excelencia en Sevilla.
El local es más pequeño que la mayoría de los de la calle, apenas tiene espacio para la barra, un pequeño área de baile (en el que nadie baila) y un futbolín al fondo. La decoración es poco apreciable, pues las luces de baja intensidad no te lo permiten, pero algo muy característico del lugar es el techo lleno de banderas de diferentes países europeos, algo comprensible pues éste bar es muy frecuentado por los estudiantes Erasmus.
Precisamente por el hecho de que muchos Erasmus frecuentan Alambique, es normal que casi siempre veas gente en él. Abre con relativa prontitud, cuando la calle está todavía vacía y el sol da sus últimos coletazos, algo digno de agradecer que te permite tomar tranquilamente una copa a la vez que juegas al futbolín.
Casi siempre hay alguien fuera ofreciendo cupones a los viandantes, por lo que las copas resultan aún más baratas de lo que ya son. Por ejemplo, con uno de esos cupones el chupito de tequila sale a 50 cts. La oferta de bebidas es como la de la mayoría de bares adyacentes, rara es la bebida de la que no disponen.
En resumidas cuentas, Alambique es un buen lugar al que acudir en Calle Betis. Nunca hay ambiente de baile (única razón por la que no le doy la quinta estrella), pero en lugar de bailar puedes jugar al futbolín y tomarte unas copas baratas con tus amigos en un entorno muy divertido.

Copas baratas, música muy variada y un ambiente de lo más multicultural, así podríamos resumir en una línea lo que me transmite El Alambique, uno de los bares que podemos encontrar más o menos a la mitad de la calle Betis.
Un lugar amplio en el que podemos sentarnos o tomarnos algo en la barra, ya que cuenta con asientos en los que reposar del paseo que nos ha llevado hasta allí.
La oferta de bebidas es muy amplia, habiendo muchas marcas disponibles de ron, whisky y ginebra, también podemos pedir chupitos lo que puede terminar en tragedia porque no hay cosa que emborrache más y que te haga arrepentirme mil veces de haber elegido esa opción al día siguiente. Al hilo de esto recuerdo un día en este bar en el que empezamos a pedir chupitos de tequila, y terminamos volviendo de camino a casa con unas sillas que nos encontramos en una cuba de escombros en la vecina calle Pureza. Demencial.
Si aún no habéis ido, probad un día a probar El Alambique, seguro que repetís.

Es cómodo… cuando pienso en Alambique se me viene a la mente esas noches, en la que la planta de los pies esta caliente ya. Los talones te dan punzadas y los dedillos gritan en silencion sufrido.
Y después las cervezas a un euro, y los chupitos también. Me encantan las borracheras de cerveza y chupitos de whisky… ¿he dicho borrachera? ¡ois, que mal ejemplo estoy dando!
Bromas aparte, sus precios atraen a muchísima gente y eso enriquece el ambiente. Y recordad, que el alambique es parada obligada en calle betis. Vuestros pies os lo agradecerán.

Otro de los garitos carismáticos de calle Betis. Quizás sea el que menos me gusta de los clásicos, aunque también es cierto que es en el que menos he parado de todos ellos.
Tiene todas las ventajas de los pubs de la zona: un marco único, ambiente erasmus, cerveza a un euro (esta es muy importante), música más o menos aceptable… nada que no haya en el resto de la calle. El punto más fuerte que tiene el Alambique es que tiene mucho sitio para sentarse, y eso se agradece bastante cuando se va reventado de dar paseos, calle arriba y calle abajo.
Sin embargo, aunque el sitio es bueno para sentarse, tiene una desventaja muy grande. No se aprovecha el factor asiento para que la gente pueda tener conversaciones de forma tranquila. Hay que hablar a gritos, porque el nivel de la música es altísimo. No sé si la pondrán más alta que en el resto de locales, o si la acústica es peor. Pero hay que hablar a gritos.
Otro inconveniente es el espacio. No es que sea poco amplio, es que está mal distribuido. Entre el espacio de los asientos y la barra es difícil moverse sin atropellar a alguien, o llevarte un empujón. Los días que se llena (bastante frecuente), moverse es literalmente imposible.
Con todo, no es un mal sitio para ir a tomar algo. Aunque haya varios sitios iguales a un lado y a otro.