Asunción

Es habitual encontrarte en esta cafetería a los señores y señoras mayores del barrio ya que lleva «siglos“abierta.
Tiene un salón a la izquierda con bastantes mesas y a la derecha otra estancia con la barra. Fuera también montan terracita en la acera aunque está demasiado cerca de la carretera y no es precisamente un lugar tranquilo donde sentarte a tomar café; pero para los fumadores resulta un gran alivio.
Yo he ido a desayunar con mis padres algunas veces cuando teníamos que hacerlo temprano ya que desde las 8 de la mañana está poniendo desayunos. También he acompañado a mi madre a merendar a tomar churros ya que a casi todas las señoras del barrio les encantan los platitos de churros de la cafetería Asunción.
Pero sola no he ido nunca, no es precisamente un lugar donde me encuentre cómoda ya que no me resulta acogedor, demasiado ruidoso incluso. La decoración es la de las cafeterías de los años 70, pero un tanto impersonal para mi gusto. Me recuerda a las cafeterías que se encuentran cerca de las estaciones de tren: lugares de paso donde tomar un café momentáneo.

He intentado que me guste esta cafetería muchas veces. Sí, lo he intentado a toda costa, porque siempre he oído decir a todo el mundo que aquí se merienda muy bien, que los pastelitos están muy buenos, que los batidos también, que si el café, que si no sé qué, que si no sé cuántos…
La cosa es que a mí no me entra, no me convence. Yo creo que si nos vamos 20 ó 30 años atrás, quizás este sitio fue un pelotazo en Sevilla, cuando la competencia no era tan fuerte como ahora. Yo sinceramente, teniendo mil sitios donde elegir, no me nace venir a merendar o a tomar café aquí.
Para mí es un sitio anclado en el tiempo que no ha sabido renovarse y adaptarse a los tiempos actuales, aunque supongo que si sigue abierto es porque tendrá su público.
Yo no pienso volverlo a intentar.