Cafetería del CAAC

Lo bueno de esta cafetería es que es multiusos, vale para disfrutar desde sus veladores de una vista extraordinaria, de esas en las que puedes dejar pasar las horas y sentirte en paz con la naturaleza y el universo. Pero también vale para refrescarte cuando has visitado una exposición en el museo y estás seca o para hacer tiempo cuando vas a ver un espectáculo en el recinto. Tiene precios un poco altitos, pero el entorno y el enfoque turístico lo justifican en parte. Además considero que el precio está pagado solo por lo bonito del entorno en que te tomas esa coca cola o café.
No me gustan sus horarios, más que nada porque aunque tienen un cartel con los horarios establecidos no se cumplen. El motivo no lo sé, el caso es que cuando vas al CAAC nunca sabes si te encontrarás la cafetería abierta o no y eso me desconcierta mucho. De hecho, si supiera sus horarios iría muchísimo más porque ya he dicho que me encanta. Pero lo de jugar a la ruleta rusa cruzando Sevilla en coche para que esté cerrada a una hora que suele estar abierta como que no me va. Una lástima.

Decidimos ir al CAAC, pasear y tomarnos, un café en su cafetería.
Es uno de los centros de arte moderno mas bonito que he visto en el mundo, mas diferente y mas especial. No es porque sea sevillano, pero ni el MOMA de Nueva York, ni la Tate Galery de Londres, ni el HKHM de Hong Kong, tienen este aire tan especial y tan ecléctico que tiene nuestro museo de arte contemporáneo.
Antiguamente era un convento cartujo y depues se convirtió en la fabrica de la cartuja de Sevilla. Del primer tiempo queda toda la estructura del convento, desde la entrada hasta la iglesia, del segundo las chimeneas que le dan ese aspecto tan especial que todo sevillano conoce.
Me parece precioso todo el espacio y los jardines de alrededor y la reconstrucción tan magnifica de las salas.
La cafetería metida en todo este entorno maravilloso, tiene un precio mas elevado, pero no excesivo, en relación a un bar normal, pero se paga por el entorno, el local que es de diseño y el servicio.
La ultima vez que fui había un chico sirviendo, que estaba por un programa de integración, me dio mucha ternura y además sirvió mejor que un profesional.
El café muy bueno, el único problema par ir a tomar café todos los días es que esta un poco lejos.

Hace poco fui a entregar una documentación a la Universidad Internacional de Andalucía y antes de continuar con la rutina mañanera, paré a desayunar en esta cafetería. Está situada en la parte izquierda si entras al Monasterio de la Cartuja por la entrada principal. Lo mejor es su terraza en un patio con parterres de césped, los mismos donde en verano nos sentamos, para escuchar música en el Nocturama. El entorno es idílico y aunque haya gente, suele reinar el silencio. Las mesas son como de madera de teca y están fuera al aire libre, o bien en una especie de terraza cubierta donde se puede fumar. Sé que la comida está bastante bien y no es cara (teniendo en cuenta que es un museo), porque hace un par de años nos quedamos allí a comer por trabajo y nos prepararon un menú para grupos bastante apañao.