Bar de barrio del de toda la vida. Es barato y hay buen ambiente. Recomiendo el chipirón a la plancha y el hígado a la plancha. No puedes esperar tapas elaboradas, son normalitas, pero no están mal. Es un sitio al que ir de vez en cuando para echar un buen rato.
Joaquin C.
Rating des Ortes: 5 Sevilla
A este pequeño bar de toda la vida, iba mi padre con mi madre cuando eran novios… No es flor de un día. Cocina casera, montaditos con pan pan(de esos que te quedabas con el «mihajón» en los dedos y se deshacía con el jugo del propio filete de lomo), su tapa de almendritas fritas con su pizca de sal gorda por encima puesta en la barra en cuanto pides una cervecita helada, su camarero con la tiza en la oreja y apuntando en la barra… Guillermo tiene el encanto de lo añejo, la solera de los bares de antaño y la gastronomía de siempre en un pequeño local de Nervión. Siempre que quiero volver a la infancia, vuelvo a Guillermo donde, un pinchito de pollo, unos champiñones a la plancha o una ensaladilla rusa hacen que vuelva…
Humberto D.
Rating des Ortes: 4 Sevilla
Uno de los mejores tapeos clásicos de todo el barrio de Nervión. Destacan: Menudo, Champiñones plancha, Chipirón plancha, Cabrillas y caracoles en temporada.
Cristina A.
Rating des Ortes: 3 Sevilla
Típico bar de toda la vida, de los que apuntan la cuenta en la barra con una tiza. El local es minúsculo pero dispone de una terraza con mesas altas en una pequeña placita detrás de Marqués de Nervión. Las tapas, expuestas en una pizarra, son las típicas como Chipirón plancha, pinchitos, ensaladilla, salmorejo, Flamenquín, etc. Probé el salmorejo y el pez espada y de sabor bien, tamaño más bien pequeño. Los precios no estaban puestos pero 2 cervezas y 4 tapas por poco más de 10 euros.
Laura S.
Rating des Ortes: 4 Sevilla
Manolo había vuelto de Berlín y al día siguiente cogía el tren para Madrid. No paraba. Desde que tomó la afortunada decisión de abandonar la auditora«Elton John», como decíamos, había recorrido ya varios países, y siempre con intención de no quedarse. Por Sevilla pasaba entre viaje y viaje, Navidad y algún día de vacaciones, entonces había que aprovechar para pillarlo y tomarse con él una cerveza. Ya fuera la lado de su casa o en el centro. Esta vez quedamos en su casa, era entre semana, por la mañana él se levantaba temprano para ir a la estación y yo me levantaba temprano para ir a trabajar. Por su barrio, Nervión, siempre hay muchos bares y cervecerías, pero buscábamos algo con terracita lejos de ruidos. Entonces me dijo Manolo, «vamos a un clásico de por aquí». Ese bar era Casa Guillermo. Casa Guillermo está en pleno Nervión, un poco escondido, pero sin pérdida la segunda vez que vuelves. Pequeño, con terraza, y una tapa, que no he visto en otro bar sevillano, los flamenquines.