Pensar en el Cascanueces es hacerlo en muñecos de madera que fascinan a sus dueños; en fantasía; en sueños donde los objetos toman vida y viven aventuras mágicas e inolvidables… Es todo un espectáculo conmovedor y emocionante para lo sentidos… Pero no, no hablaba del ballet de Tchaikosky, sino de esta tiendecita maravillosa y de un gusto exquisito que se sitúa en la calle Pagés del Corro, llenando de alegría e ilusiones a los más peques, sobre todo, cuando llega la Navidad. Si eres como yo, partidaria de comprar juegos educativos, no dudes en acercarte por aquí, te atenderán bien y saldrás encantado.
Clara Victoria G.
Rating des Ortes: 5 Sevilla
!Pero qué bonitas son este tipo de jugueterías! Cascanueces es una juguetería con encanto. Pequeñita pero con unas paredes tan grandes que llegan al cielo y todas ellas llenas de estanterías con juguetes. Los que más predominan son juguetes de madera y educativos. Su personal es encantador y no dudan en ayudarte en todo momento sin ser pesados e insistentes para que te lleves algo. A mi lo que más me gusta es su mueble con animales, tanto actuales como prehistóricos. !Quiero una jirafa y una caballo! y si cae un dinosaurio por Reyes Magos, ea!
Antonio Miguel G.
Rating des Ortes: 4 Dos Hermanas, Sevilla
No me gusta hacer esto, pero me tengo que poner en plan abuelo Cebolleta. Los niños de hoy en día no tienen ni idea de lo que es jugar. Peonzas que se bailan solas, con lo que molaban las de madera. Pokemon, Gormitis y no se qué historias, con lo que molaban los animalitos de plástico. Bratz y muñecas del estilo, super-fashion, con lo que molaban las cocinitas. Mucho videojuego en tres dimensiones con unos gráficos espectaculares, con lo que molaba echarle imaginación. Los niños de hoy se están perdiendo lo más bonito de la infancia. Los juguetes van cada día a peor. Por suerte, todavía quedan rincones como el Cascanueces. En plena calle Pagés del Corro hay una puertecita estrecha bajo un cartel que casi pasa inadvertido. «Juguetes educativos», reza el letrero. Cuanto menos, llena de curiosidad, y un impulso te empuja hacia adentro, aunque no tengas edad de curiosear en un tienda de juguetes, ni ningún crío al que regalarle. Pero merece la pena entrar. Merece la pena, porque vuelves a la candidez de la infancia. Los recuerdos te asaltan, te llevan a un mundo de fantasía e ilusión. Las estanterías del pequeño establecimiento están repletas de aquellos juguetes con los que gozaste de niño: juguetes de madera, puzles y rompecabezas, juegos de mesa, muñecas… y los animalitos de plástico. Los tenía casi todos cuando era un crío. No se ven juguetes así hoy en día. No se tiene esa sensación al entrar en una tienda y aspirar ese aroma a añejo. Por suerte todavía existen lugares como Cascanueces. Lugares en los que, por un rato, es posible volver a ser un niño.