Ciclo Nervión

Si tienes una bici estropeada, ésta es tu tienda. Y si no tienes bici, ni estropeada ni arreglada, ésta también es tu tienda. En esta genuina tienda venden y reparan bicicletas. Y es genuina porque no ha nacido al amparo de los carrilesbicis tan verdes y tan monos que se han hecho dueños de las aceras y aparcamientos de la ciudad, con mayor o menor acierto. No. Esta tienda lleva ahí toda la vida.
Aquí profesan un denodado amor a la bicicleta que se nota antes incluso de entrar al establecimiento. En la entrada, un cartel te anuncia lo que vas a encontrar: «compare precio, calidad y servicio prestado». Te invitan a que visites a la competencia, con la seguridad de que volverás a ellos. Yo he comprobado en mis propias carnes las tres premisas con las que retan a sus adversarios.
Buscaba una cámara para una rueda pequeñita, de una bicicleta de niños, lógicamente. Pregunté en varios establecimientos, y nada, las que tenían eran demasiado grandes. Incluso, en el gran almacén donde compré la bici, tampoco la tenían ni la esperaban -¡vaya servicio postventa!-. Me acordé de esta pequeña gran tienda. Y aquí, no sólo la tenían, sino que por un poquito más, me la pusieron ellos mismos.
Ya que estaba allí, les comenté un problemilla que tenía con los pedales, que no giraban bien, que si patatín, que si patatán. En el mismo lote de mano de obra de la reposición de la cámara, me arreglaron el problema con los pedales. Precio, calidad y servicio prestado. En efecto. Aquí tratan con cariño a la bici. Quieren, ante todo, que rule. Y que te vayas satisfecho.
Desde entonces, en cuestión de bicicletas, lo tengo más bien claro, ya que me va sobre ruedas…

Pocas veces en mi vida he visto una tienda llevada con más amor por lo que uno hace que Ciclo Nervión. No me extraña que sea un referente para todos los amantes de las bicicletas de Sevilla. Aunque yo no monto, me apunto cada vez que un conocido tiene que ir y cuando espero el autobús frente a su fachada me encanta observar qué pasa dentro.
Le hacen absolutamente de todo a tu bici, desde vendértela (obviamente) a reparar lo que le pase, revisiones, accesorios, etcétera. Visitar esta tienda es todo un espectáculo, porque puedes ver al típico niño que va con su padre a comprar la primera bici de su vida. Es genial ver con qué cariño el dueño le aconseja qué le conviene y qué no le conviene. ¿Recordáis al vendedor de varitas mágicas de Harry Potter? Pues ante esa escena del niño te sientes así, como que será la bicicleta la que elija al niño con la ayuda de Ciclo.
Luego está cuando vas a una reparación. El plazo que te dan para recoger tu bicicletita como nueva a mi me parece sorprendentemente corto y también es rápido el tiempo que tardan en diagnosticarla. Los precios no me parecen especialmente caros, es más, tienen un abanico bastante amplio apto para cualquier bolsillo. Sin duda si el día que tenga un hijo con edad de montar esta tienda sigue abierta será allí donde vaya a vivir ese ritual de comprarle su primera bici. Merece la pena.