Coccinella

«…porque sólo con ese saber invisible de los dedos se podrá alguna vez pintar la infinita tela de los sueños.» José Saramago, La Caverna.
Con este nombre tan coqueto y con tantos sentidos se presenta el trabajo de Chío Álvarez y Stephanie Burtin, artesanas de la cerámica y en el caso de Chío, el vidrio, el metal (alpaca, cobre, latón) y todo lo que se le ocurra (como los cromos con los que jugaban nuestras madres), que hacen anillos, pendientes, broches y colgantes bellos, con personalidad y muy divertidos.
Según me cuentan, para sus creaciones parten de lo que les cuenta la propia materia, del universo, desde los planetas hasta los fondos marinos, de su acervo cultural. Pinceladas de art decó, arte mesopotámico, egipcio, romano, orfebrería bereber, y no pocos referentes contemporáneos: la moda, las calles, el flamenco… inspiran sus diseños.
En cerámica trabajan con gres, refractario, terracota, mimbre o barro negro. La mayoría de los esmaltes que utilizan son de elaboración propia a partir de fórmulas modificadas y testadas a lo largo de años de andadura: muchos errores y unos buenos pocos aciertos… sumado a todo un mundo de sabiduría que afortunadamente se ha ido transmitiendo a lo largo de los siglos.
Para los metales, una vez más, el fuego es su aliado principal, encargado de modelarlos y soldarlos; por el contrario, si lo que quieren es dar consistencia y forma a la pieza, recurren a martillear y embutir. Un cuidadoso lijado les ayuda a darle su acabado recordándole al metal, sencillamente, que es precioso.
A mí me gustan especialmente los brazaletes y conjuntos de pendientes y colgantes en metal que Chío está haciendo últimamente: formas geométricas o irregulares y motivos con un toque pícaro y revoltoso: juegos de ropa interior, con sus sujetadores o corpiños cuidadosamente labrados imitando el encaje, botas altas, bragitas con pespunte… aunque su estilo es conocido por las piedras grandes y las bases de plata antialérgicas, que podéis haber visto en Metamorphosis, Isadora, en Caléndula (herbolería del mercado de la calle Feria) y otras tiendas de regalos o ropa.
Chío también dibuja unas postales de colores rabiosos, casi alucinógenos, en contraste con los objetos costumbristas de su figuración: paisajes o bodegones con sillas de enea, zapatos y gitanas con un toque cool,.
En estos tiempos estajanovistas, es un placer contemplar y llevar piezas que han sido pensadas y elaboradas con paciencia y cariño, tomando el tiempo que la naturaleza y el oficio ordenan. Buscadla en el stand 54 de la Feria de Artesanía de la Plaza Nueva a partir del 15 de diciembre. Su simpatía y sus joyas seguramente os seducirán.