Una de las mejores peluquerías de la zona Santa Justa. Desde que me pelé por primera vez no he faltado nunca. Tanto Manuel como Eduardo son dos tíos majisimos con muchos años de experiencia. Pueden realizar pelados tanto modernos como los de toda la vida y siempre tienen una sonrisa en la cara, algo que se agradece. Como nota peculiar tienen en el local un sillón de barbero que tienen más de cien años que no se usa. Una reliquia. Desde luego recomendable 100%.