Cuenta la historia que San Jacinto dividía Triana en dos cavas: la de los gitanos y la de los civiles. La de los civiles nacía al inicio de lo que actualmente es la calle Pagés del Corro, allí es precisamente donde encontraremos este bar«El Ancla», un templo de las tertulias taurinas y sobre todo flamencas de Triana. Este bar no tiene en su interior ningún elemento marinero, su nombre según nos cuenta Manolo, fue pura casualidad, está decorado por fotos y cuadros de personalidades trianeras y gente del flamenco y los toros, los ejes sobre los que gira la vida en esta taberna. Todos los sábados tienen cita en su interior charlas improvisadas sobre flamenco y poesía de las que merecen la pena ser oídas porque de todas ellas se termina sacando algo, haciendo cierto eso de que«como se aprende es escuchando», una de las verdades universales más grandes que existen. Vayan y pídanse una cerveza, ojeen su carta y sobre todo conversen con su tabernero, un pozo de sabiduría popular que le hará echar el ancla durante un buen rato es esta tasca de Pagés del Corro.