Todos los que hemos recorrido alguna vez la famosísima calle Sierpes nos hemos parado alguna vez a contemplar los relojes, los escaparates y la deliciosa estética que El Cronómetro mantiene y que le da una personalidad estupenda a una de nuestras calles más universales. Su interior dista mucho del aspecto clásico y vintage del exterior. Cuando nos adentramos tras la puerta de seguridad vemos una tienda relativamente pequeña, pero espaciosa, con un diseño interior de los espacios y la distribución de un diseño y un gusto exquisito. Yo había pasado mil veces por la puerta y, cuando entré por primera vez, me quedé prendado. Una vez dentro, el trato de los veteranos empleados roza la excelencia, prestando toda la atención a lo que necesites, ofreciéndote sus mejores precios(que no bajan de los 1.000 euros), lo que te da a pensar qué maravillas guardarán en su interior y que sólo están al alcance de algunas muñecas privilegiadas de la ciudad, o de algún turista ruso o asiático. En cualquier caso, sólo por el hecho de ver el contraste de su interior con el exterior y disfrutar de la preciosidad de la tienda merece la pena acercarse. ¿A que no sabes de qué ciudades marcan la hora los relojes de fuera?
Paco P.
Rating des Ortes: 4 Sevilla
Estos negocios hablan por si solos, los de una época que solo conocemos por el cine o las novelas, la fachada de esta relojería cuenta la historia de la burguesía Sevillana de principios de siglo, puede recordar a un garito del mismo tipo en un Londres o un París, al menos me lo parece. A mi lo que mas me gusta es que da la hora de Nueva York y otras ciudades del mundo, la que me interesa realmente es la de Nueva York, desde que la vi me la puse en el reloj del móvil, me gusta imaginarme cuando veo el reloj, en que hora vive la gran manzana, me imagino a la gente por el village o park avenue dependiendo de la hora y el día. Rápido hay que poner los pies en la tierra que esto es la calle Sierpes, esto es Sevilla. Venden instrumentos para medir el tiempo, el mismo local es uno en sí, lleva midiendo el tiempo desde que se inauguró, en la calle que fue una lengua de agua, afluente del Guadalquivir desde la laguna que fue la alameda, de ahí que serpentee, de ahí que se llame, Sierpes. El Cronómetro no lo ha visto pero casi, está presidiendo este tramo de la calle desde que la calle es la vía comercial por antonomasia de Sevilla. Precios altos, casi prohibitivos que solo permiten la contemplación y admiración, al menos en mi caso.
CRISTINA G.
Rating des Ortes: 3 Sevilla
El Cronómetro era cliente mío durante mi estancia en Mailing Andalucía. El Director de Márketing, Salvador, me cayó estupendamente, se dejaba asesorar aunque luego las marcas no dejaran llevar a término ciertas ideas que le propuse. Realizamos un par de mailings a los clientes más cercanos, porque ante todo su política es la de fidelizar, los clientes de este tipo de tienda, repiten. Son personas que les encantan los relojes y se pueden permitir pagar altos precios por ellos. Me planteé ayudarle a hacer caja y regalarle uno a un familiar cercano que es todo un coleccionista, pero como nunca entenderé esta aficción a los relojes, lo dejé para otra ocasión al enterame de los precios. La fachada con sus 6 relojes es preciosa, y el interior más si cabe. Si os decidís a comprar, llevad con vosotros la tarjeta de crédito.
Ignacio L.
Rating des Ortes: 4 Dos Hermanas, Sevilla
Me encantó la puerta con esos azulejos y esas terminaciones en madera. Era a primera vista como una fusión entre una tienda sevillana y una de las más antiguas de algún barrio de Amsterdam. Quizás fue eso lo que me hizo entrar, además de mi gusto por los relojes, aunque he de reconocer que en muy pocas ocasiones llevo alguno. Entré y era muy diferente al exterior, todo cuidado al detalle con vitrinas muy contadas y un techo que parecía sacado de un balneario árabe. Los relojes eran lo más, pero también es cierto que eran de lo más caro. La gran mayoría sobrepasaba los mil euros. Estaban a todas luces fuera de mi alcance –lo más que tengo es uno de 200 euros, regalo de graduación– pero no fuera de mi imaginación. Eran caros sí, pero no esos típicos relojes grandes con detalles innecesarios y terminaciones muy bastas que cuando un señor de chaqueta lo lleva parece más un latinking que un ejecutivo; eran muy sencillos y elegantes. Me encantó uno. No era de los mas caros, era de 975 euros. Pero bueno que le vamos a hacer, no me puedo gastar en un reloj lo que casi dobla lo que pago por mi casa al mes. Había pasado muchas veces a lo largo de siete años por la Calle Sierpes y nunca, pero nunca, me había dado cuenta de este local. Es por ello, por lo que estoy convencido que a más de uno le ha pasado lo mismo. Si tienen la oportunidad entren y miren, y si tienen el dinero, entren y compren.