El Loro

Esta tienda de comestibles tiene un poco de todo aunque está especializada en golosinas y frutos secos. A la hora del almuerzo, cuando termina el colegio, El Loro se suele llenar de niños del barrio que vuelven a casa y hacen antes una parada aquí para comprar chucherías.
Yo he venido a esta tienda a comprar sobre todo frutos secos, almendras y pipas principalmente, aunque siempre terminaba comprando alguna golosina también, las veía ahí en sus cajas de plástico, tan bien expuestas, tan visibles y tan apetitosas que era difícil resistirme.
Es un local pequeñito en un bajo y los dueños tienen la casa justo al lado, de hecho creo que la tienda es una habitación de la propia vivienda, así seguro que es mucho más fácil levantarse para ir a trabajar.

Si hay un paraíso para los benjamines ése es una tienda de chucherías. No me refiero al kiosco típico donde también verás algún juguete robándole sitio en la estantería a las gominolas o a la chocolatina preferida. Una auténtica tienda de chuches. Que ahora que lo pienso deberían estar protegidas por algún organismo oficial porque cada vez quedan menos. Y las que están en los cines no cuentan porque esas son multinacionales.
¿Pero cuántas tiendas de chucherías de barrio conoces? ¿Y que realmente sean una habitación de una casa? Sí, así es. Se sabe perfectamente porque, si entras, desde cierto ángulo ves el salón. Además de encontrarte con un cuadro con un escudo del Sevilla de no te menees.
En fin, a lo que íbamos. Yo, que ya no soy tan niña, me sigo permitiendo mis lujos y me acerco de vez en cuando a comprar mi helado preferido (de chocolate blanco, por favor), mi fla de hielo o las pipas de toda la vida. Pero con lo que me quedo prendada es con los colores y formas de todas las chucherías que se encuentran separadas por pequeños cajones.
Es maravilloso ver cómo los niños del barrio de El Cerezo se arremolinan dentro de la pequeña tienda con sus manos levantadas sosteniendo su moneda. «Ponme una de cada, jefe».