El Rinconcito de Julio

Este bar, insignificante, de barrio, junto a la inmensa Avenida de Andalucía, me hizo sonreir durante un rato la semana pasada.
Cuando salí del examen teórico de conducir, totalmente embajonada y sin confiar en mi absolutamente nada y antes de que mi hermana me llevara al trabajo, le dije muy alegre e intentando tapar mi pena, que la invitaba a desayunar en cualquier bar que nos cogiera camino de Alcalá, donde estaban mis antiguas oficinas. Pues por casualidad y gracias al único sitio que había para aparcar acabamos en El rinconcito de Julio. ¡Y qué rinconciito! Un sitio muy pequeño pero con mucho encanto. Y Julio es simpatiquísimo.
Al entrar hay millones de pizarras con todas las ofertas escritas. Nuestros ojos se dirigieron sin querer a la pizarra que ponía «Desayuno 2,50 €: Café, zumo de naranja natural y tostada entera con jamón serrano». Y no era mentira. Julio nos hizo el zumo ante nuestras narices, hizo un café con una maquinita de estas tipo Nexpresso y cortó las lonchazas de jamón ante nosotros, en una paletilla de verdad, no de plástico. Posó el jamón encima de una increible, calentita y enorme viena, nos pasó una aceitera con ajos enormes dentro y nos llevó todo a una mesa fuera.
Lo mejor de todo es que al final aprobé el examen.