Estoy dando mi opinión basándome sólo en una cosa, los desayunos, porque, aun habiendo pasado por la puerta de este sitio miles de veces, nunca me he parado a comer, cenar o tapear algo. He desayunado varias veces y sin ser el más barato, tampoco es carísimo y el trato es bueno, y la calidad es decente tirando a bien. Excepto en una ocasión, siempre te sirven en la mesa, café en tazas, trato distinguido y amabilidad. Tienen un cartón para sellar los desayunos y una vez terminado te dan el siguiente gratis, algo habitual en muchos bares que ofrecen desayunos diarios a trabajadores y habituales de la zona. Tengo que darle una oportunidad a la comida, pero me arriesgaré a decir que seguramente, esté buena, no es un gatrobar-gourmet-trocitos de comida en un plato grande, pero para tomar algo, seguro que da la cara.
Fátima R.
Rating des Ortes: 1 Sevilla
El sitio es magnífico, la terraza estupenda, pero el servicio es deficiente y la comida deja que desear. No lo recomiendo.
Cristina A.
Rating des Ortes: 1 Sevilla
Este es uno de estos sitios en el que por algunos detalles no te apetece ir más. Porque los camareros son antipáticos y no te sirven lo que pides, por su decoración basada en cadáveres de animales colgando de las paredes. Lugar totalmente prescindible
Clara Victoria G.
Rating des Ortes: 2 Sevilla
Hablar del serranito es hablar de un clásico en Sevilla. Quién no ha comido alguna vez en el Serranito, que levante la mano?. Decir que comer allí…pufff, hay muchas cosas ¿ricas? Depende del día, el serranito lo he comido varias veces y… a mi marido le encanta. Puedes comer pescado, carne, pero si de verdad tienes hambre te puedes pedir sus famosos platos combinados, etc. Ve con el estómago bien vacío y preparado para lo que sea, porque sueles quedarte hinchado y para levantarte de la mesa tienes que llamar a una grúa. Para comer rápido es una buena opción, no muy recomendado en épocas festivas que se pone a tope y la cocina va más rápida que la mente del cociner@. Dato curioso en Semana Santa te ponen patatas fritas de paquete y el resto de año patatas fritas de papas. Yo descubrí qué era un serranito cuando tenía dieciséis años. Vine a Sevilla a montar una exposición con un amigo en «El Lamentables», un bar de la Alfalfa del que ya sólo queda el nombre(los de Sevilla y mi quinta deben de haberlo escuchado alguna vez). Mi primer serranito fue en el bar Manolo de la Alfalfa(el mejor que he probado en la vida), luego los probé en el Serranito y vaya desilusión. La verdad es que a mi los Serranitos por lo general no me gustan ninguno, me parece que ponen fritanga.
Priscila G.
Rating des Ortes: 3 Sevilla
Viví muy muy cerquita de este sitio durante tres años, y teniendo el nombre que tiene pues una, que es algo comilona, fue en repetidas ocasiones. No tengo muy buenos recuerdos… he comido tanto en la barra, como sentada dentro en el comedor, como en los barrilitos y bancos altos que tienen en otra zona. Aquí tuvimos una reunión con un casero poco agradable sobre un contrato que incumplió. Aquí he pedido serranitos para llevar y también me los he comido allí… pero no guardo ningún recuerdo especial. De ningún momento y de ninguna comida. La verdad es que teníamos bastante claro que El Ronquillo, un bar muy cercano, era mucho más barato y ponía serranitos mucho mejores. Así que íbamos a este lugar cuando las demás opciones estaban cerradas o cuando a alguien le daba por quedar allí. No me parece que tenga nada demasiado especial. O será que yo soy más de bares pequeñitos y familiares, no sé. Como sitio de referencia por la zona para quedar y echarle un ojo a la carta, vale. Pero, en mi opinión, hay sitios cercanos bastante mejores.
CRISTINA G.
Rating des Ortes: 1 Sevilla
Este fue mi segundo hogar durante el año que cursé el máster en ESIC. Éramos una piña, pasábamos todo el fin de semana juntos y entre semana realizando los trabajos que debíamos presentar y quedando a altas horas cuando salíamos de nuestros correspondientes trabajos. Duro sí, muy duro. Pero lo extraño de todo era que llegaba el viernes por la noche y al acabar teníamos mono del grupo, queríamos seguir charlando los unos con los otros, y nos íbamos al Serranito o a La Grande a hartarnos de cervezas, a sabiendas de que al día siguiente a las 9h debíamos estar de nuevo en ESIC. También hemos comido algún sábado a las 14h, cuando retomábamos la clase a las 16h porque faltaban algunas horas para finalizar el máster. El Serranto quedará en la memoria de nosotros, la fritanga, los bocatas… No nos gustaba, pero era mejor que La Grande, en la que sólo bebíamos cerveza con gambas blancas y acabábamos algo chispados y muertos de hambre. Lo mejor, el montadito de pringá y las croquetas. Fue especial, por ello hoy aún mantengo el contacto con los 7 íntimos amigos que hice y con los que me reúno este viernes para contar nuestras batallitas laborales y personales, aunque esta vez no será en El Serranito.