El Época es un poco dóctor Jeckyll y Mister Hyde. Es un tanto bipolar, por decirlo de alguna manera, lo que le da una personalidad única, especial. Por un lado, se trata de un bar de copas. Buena carta de copas, sitio para sentarse y charlar tranquilamente(la música no está excesivamente alta), pantallas en las que ver el fútbol, camareros agradables, buenos precios… Todo lo que se puede pedir de un pub del estilo. Pero cuando llega cierta hora se transforma, sale el «monstruo» que lleva dentro. Y ese momento es cuando comienza el karaōke. La gente se descoca, y los que estaban tranquilamente acodados en la barra corean las canciones que van saliendo en la pantalla. El ambiente distendido se caldea, la gente se vuelve loca y saca su lado cantarín. Las ovaciones son enormes, especialmente cuando alguien canta alguna de las joyas de la corona del libro de canciones. Supercampeones, Dragones y Mazmorras y otras sintonías de series de dibujos animados son las estrellas de la noche. La pega es que la pantalla está demasiado al fondo, y la gente que está sentada en los sofás del principio no es testigo de un espectáculo digno de ser visto. Es por tanto un sitio que le gusta a todo el mundo. El que quiera estar tranquilo podrá estarlo. El que quiera hacer el cafre también. Pero siempre sabiendo que cada cosa tiene su momento.
