Estos no son unos«chinos» normales. Para empezar, que no abren tanto ni tan seguido como la mayoría de estos bazares. Y para seguir, que son enormes y tienen de todo, pero de todo de verdad. Se puede entrar por San Jacinto o por Santa Cecilia. Así de grandes son. Luego la familia que te atiende es super amable. Yo llevo comprando aquí desde antes de vivir cerca. Y ahora que es el bazar que más a mano tengo, os podréis imaginar. Aquí he comprado de todo. Material de papelería, zapatillas para estar por casa, una bimba para llenar las ruedas de la bici, utensilios de cocina, medias, corbatas, cajitas de estas tan monas para meter regalos, tazas, escobas… en fin. Tienen un montón de ropa y pijamas(y unas batas graciosísimas para estar por casa), también ropa interior y una cantidad preocupante de sombreros de todo tipo. Uno de sus rincones es prácticamente una juguetería y otro una ferretería. Siempre está lleno y para proteger tan amplio negocio tienen un sistema de cámaras de lo más moderno. Si entras por la puerta de San Jacinto, verás una televisión de plasma dividida a modo de «videoworld» en el que te ves perfectamente videovigilados todos los rincones de la tienda. ¡No se les escapa nada! Y como digo, muy amables y con los mejores precios.