Kiosco Ojeda

Cuando empieza el buen tiempo el río se revaloriza y pasear por el Guadalquivir apetece más que nunca, buscando un poco de su humedad y un espacio abierto. En el Paseo Colón, enfrente casi de la Maestranza, se encuentra este quiosco en el que se puede hacer un alto en el camino para tomar una copa.
Sus camareros casi no paran de preparar mojitos y caipirinhas porque su lugar es un reclamo bastante grande y suele ponerse hasta arriba. Tiene algunas mesas que suelen estar cogidas, pero lo suyo es ponerte en el poyete del río o incluso bajar un poco más.
El ambiente suele ser más bien pijillo, pero como es lugar de paso de paseantes a veces tiene un punto ecléctico. Yo me he encontrado más de un personaje peculiar. La pega que le veo es que suele tener la música demasiado alta cuando hay mucha gente, tanto que resulta incómoda a no ser que te quieras poner a bailar para despedir al sol en el atardecer.

De lo mejorcito en primavera y verano para tomar algo en Sevilla junto al río con unas vistas espectaculares y gran ambiente. Grandes concentraciones de jóvenes tienen lugar allí compartiendo una velada amenizada con música. Los precios están muy bién y si además disfrutas del sol, qué más pedir.

Si tú dices en cualquier rincón de Sevilla «hoy tiro pal Kioskito» toda persona que te esté escuchando va a saber dónde vas.
Aquí.
Se pone hasta las trancas los días de primavera. Ya a finales de febreros, el Kioskito se llena de gente. ¿Y qué hay aquí? Copas, una barbaridad de copas. Con precios de copas de discotecas. Bueno, mojitos y caipirinhas, que hacen sus camareros. Uno de ellos, Abdul, mulato guapo, guapo. Que te alegra la vista, si la imagen del Guadalquivir en tu espalda y el desfile colorido de la Calle Betis en la otra orilla no lo ha hecho ya.
Ambiente de noche, por el día. Música, sol y la brisita del río. Olé, olé. Que estamos en Sevilla, chiquillo. Que a partir de marzo ya hace calor. No hay quien pague esto. Ni los modelitos de algunas que han olvidado que es eso, de día. Aquí empieza mucha gente la fiesta. Y otros también la acaban aquí, un día después, con el sol de primavera en la cara haciéndoles olvidar que llevan 24 horas sin dormir.

«Ambiente jóven y muy marchoso», ese podría ser el titular perfecto para este kiosco situado en pleno Paseo de Colón, justo al borde del río Guadalquivir.
Cuando llega la primavera el cuerpo pide ir allí a alternar, charlar, tomar un poco el sol o simplemente tomarte algún gin tonic, mojito o caipirinha que preparan –todo hay que decirlo– francamente bien.
Yo siempre digo que la batalla por subir los precios de las copas parece interminable, me cuesta concebir que haya sitios en los que haya que pagar 6 € por una copa, porque el coste del producto es muchísimo menor, pero el caso de este kiosco no suelo quejarme, tomarte algo disfrutando del ambiente cercano al río es un puntazo, y además este kiosco se convierte en toda una pasarela de la moda primavera/​verano año tras año, si van entenderán el porqué les digo esto.