Sitio corriente enfrente del parque de Los Príncipes. Fui a una cena familiar, éramos 8 y estábamos algo estrechos. El local no es muy grande y hacía calor. La decoración es del tipo todo blanco con alguna nota de color en cuadros que parecen de ikea. La comida está buena, las costillas muy muy ricas pero el servicio lento y algo olvidadizo junto con los problemas de espacio y temperatura hacen que pierda.