Laboratorio Municipal

Hola, he leído tu post y me alegra conocer a alguien que como yo tuvieron familiares trabajando
sé tu tía en qué tiempo estuvo allí.Mi padre empezó con 18 años y hasta qué murió en el 1977 dejó su vida allí…se llamaba Andrés Herrera Onieva, quizás se conocieron y trabajaron juntos.Saludos.

Laboratorio Municipal de Sevilla. Buah, cómo suena eso. Da la impresión de que ahí se gestan continuamente patentes que van a acabar con todas las enfermedades del mundo y además, van a crear un árbol de Navidad que dé billetes de 50 euros. Aún teniendo la esperanza de que consigan esto último, te diré que no. La función de este altanero edificio de María Auxiliadora es más mundana: controlar las plagas y las infecciones que puedan surgir en la ciudad, analizar el agua del río, hacer de veterinarios, realizar algún que otro análisis de sangre y, sobre todo, ver pasar el tiempo.
Una hora cae detrás de la siguiente y todo sigue igual. Así es la vida interior de un edificio gangrenado por la más rancia apatía del funcionariado español. Lo puedo decir con conocimiento de causa porque ahí trabajó mi tía durante muchos años y, cada vez que entraba, pensaba en la forma de suicidio que menos podría doler. Es como si el tiempo aquí se hubiera congelado.
La decoración interior del edificio tampoco ayuda. De techos altísimos y despachos desproporcionadamente grandes, hay más jefes que indios. Por cada mandamás paleolítico tienes a una secretaria. Y eso que apenas he pisado la planta superior. Si da miedo lo que está más a la vista, prefiero no pensar lo que está más oculto.
Si algo bueno puedo decir es que una vez me dejaron grabar un corto aquí durante mi época de estudiante universitario, cuando aún la sede de Comunicación estaba ahí al lado, en la intersección entre Arroyo y José Laguillo. Eran otros tiempos. Aunque entrando ahora en el Laboratorio Municipal, quién lo diría.