Lo primero que pisé nada mas que me vine a estudiar a Sevilla, fue la Residencia Universitaria Luján. Como era prácticamente la primera vez que salía de mi pueblo,(pequeño no, lo siguiente) para mi esta ciudad era un mundo aparte. Ya se que es grande, pero a mi me parecía el doble de grande. Entonces mis padres pensaron que lo mas adecuado era que pasara el primer año en una residencia de estudiantes y cuando conociera a gente competente, me mudara a un piso. A mí me pareció buena idea, además solo estaba a 20 minutos de la facultad en autobús y teníà la parada justo debajo del bloque. Mas que una residencia, era un piso de universitarias mas grande de la cuenta, y es que ocupaba casi una planta(como si fueran 3 casas del bloque) y eramos unas 14 chicas aproximadamente. Sí, era femenina. Aunque esto último era muy relativo, no era raro ver de vez en cuando desfilar a algún que otro chico por el pasillo, pero qué vamos a esperar si teníamos entre 18 y 23 años. Tiene 10 habitaciones, 4 individuales, por 540 euros al mes y 6 dobles, por 500. Además te incluye: cena y comida(excepto los domingos), que te servían a una hora determinada y que si no estabas, nuestra Tere te la guardaba sin ninguna pega; lavado de ropa(todo un riesgo si realmente le tienes apego a tu armario); y wifi. Ah! y una espontánea tienda de chuches in situ, muy tentadora los domingos de invierno. A mi me marcó vivir allí, guardo un dulce recuerdo de entonces, a pesar de que la convivencia entre tantas chicas no acabó siendo muy compatible. Podría contar miles de experiencias. Pero bueno, solo añadir, que está bien para chicas que lleguen a Sevilla como yo, novatas perdidas y sin mucha idea de cocinar. Mas de un año, solo si tu bolsillo de lo permite, porque era un poco caro, eso sí, la zona era muy buena. Lo mejor era que cada una tenía su llave y podías entrar y salir libremente.