En plena C/Esperanza Trinidad nos encontramos el restaurante Manila, donde podemos degustar algunos de los mejores platos caseros que puedes imaginar. Su servicio no es de los mejores(en cuestión de tiempo), ni siempre están pendiente de los consumidores, pero su comida… ¡Ay su comida! Eso es otro tema: San Jacobo casero con queso payoyo, solomillo carbonara o a la suave crema de queso, su perol de patatas a los 4 quesos, sus croquetas, hamburguesa de buey de kobe, etc… Todo está muy bueno, mucho mejor de lo que me esperaba la primera vez que entré, y de eso hace ya un tiempo, y voy cada vez que puedo. Cuenta con una terraza amplia, y en el interior, una zona más dedicada para comer, y otra, al entrar, para tapear. Se encuentra en plena calle que es amplia, y suele haber aparcamiento, si no existen calles cercanas en las que suele haber.
Enrique H.
Rating des Ortes: 3 Sevilla
Me había recomendado mi tía, que vive cerca, este bar cafetería del que jamás había escuchado hablar. Resulta curioso porque, durante años, frecuenté bastante las calles de la zona, ya que estudié el BUP y el COU en el Instituto Isbylia, que está a solo unos metros, y el negocio ya existía. Desde aquel tiempo, le tengo cierto cariño a este entorno de Santa Justa y fui descubriendo en él varios bares en los que, sobre todo en verano, he pasado muy buenos ratos. Un mediodía entresemana, en el que andábamos no muy lejos, decidimos ir a almorzar antes de seguir con la tarea vespertina. Nos costó encontrarlo, porque no sabíamos exactamente dónde se ubicaba, pero finalmente dimos con él. Es un bar moderno, muy modermo, supongo que habrá sufrido una reforma reciente. El local es bastante amplio: la barra queda a la derecha nada más entrar, mientras a la zurda se observan unas mesas altas que anteceden a numerosas bajas, perfecto espacio para disfrutar de una buena reunión de amigos. Fuera, cuando el tiempo lo permite, cuenta con una excelente terraza. Las tapas son elaboradas en su gran mayoría, pero sin caer en el absurdo de la cocina de autor. En el amplio listado destaco una debilidad que, allá donde la veo, tengo que pedirla: el solomillo a la carbonara. Tiene panes y revueltos para compartir, aunque en este sentido, mi recomendación es una ensalada fría de patatas, melva y salmorejo, una auténtica delicia. Es lugar propicio para rematar con un buen postre, un cafelito o una copa larga. El precio no es nada elevado para lo bien que se come. Pero tiene una pega: el servicio no es nada profesional y además muy escaso. Suele atender las mesas el dueño, que le pone mucha voluntad pero se agobia con extrema facilidad; así que procurad no acudir en días de mucha bulla, os pueden dar las uvas.