Siempre suelo pasar mucho por esta zona y siempre me ha llamado la atención este edificio, no por su grandeza ni elegancia, sino porque no parece un hotel. No es el típico hotel grandioso al que estamos acostumbrados y además por fuera es demasiado normal. Si no fuera por el cartel que pone ‘hotel’, hubiese pensado toda mi vida que es una casa más de la calle en la que se encuentra. Siempre he pensado que, por la ubicación tan complicada y nada propia de un gran hotel y la imagen exterior, tenía que ser uno de aquellos hoteluchos cutres. Pero el otro día entré por curiosidad y me llevé una sorpresa. Lo poco que pude ver me asombró, porque era muy elegante y nuevo. Me imagino que habrán echo reformas recientemente. El espacio está muy bien organizado y en la recepción me preguntaron amablemente qué deseaba. Además tienen un parking gratuito para los clientes y una piscina en el jardín. El ambiente es bastante tranquilo, ya que no es de los hoteles más grandes y conocidos de Sevilla. Bastante cómodo y muy familiar.