Mr Beer

Cervecería por la zona de Nervión, junto al Edificio Viapol. Lleva muchos años abierta y, aunque ha conocido tiempos mejores, ya no es lo que era. La estrella sigue siendo su amplio surtido de cervezas, y si eso es lo que quieres, y no te importa que no haya sitio para sentarse (o estar siquiera) y no te molesta para nada el exceso de ruido, no tendrás problemas por probar. Eso sí, la comida, que antes tenía una buena relación calidad-​precio, ha empeorado notablemente, conteniendo al menos los precios, pero a costa de una pésima calidad, no sólo en las tapas, sino en el servicio. Digno de mención aparte es la limpieza del establecimiento, que deja bastante que desear. Esperemos que vuelva a ser lo que era.

No recuerdo la primera vez que fui a Mr. Beer. Fue desde luego hace un montón de años. Es un bar pequeñito, pero representa un pequeño paraíso para los amantes de la cerveza. El tamaño le aporta un carácter íntimo muy de mi gusto. Desde luego es un lugar excelente para la exhaltación de la amistad. La decoración es del tipo pub inglés, pero sin caer en los clichés de otros establecimientos. Cuentan con barra y tres mesas dentro del local, muy cómodas pero difíciles de pillar. Hay días que está lleno y otros más tranquilo. Por mi carácter romántico y mi incipiente sordera, reconozco que prefiero los segundos. Pero siempre me encuentro a gusto.
La cocina no la he probado demasiado. Soy de piñon fijo y siempre pido pastel de carne –muy rico-​, fondue –más que recomendable– y aceitunas gordales, que aquí son de categoría superior: tamaño balón de reglamento y aliñadas con maestría absoluta. Tienen además el detalle de servir cacahuetes con cada consumición que reponen amablemente si se les requiere.
Pero sin duda lo mejor del local es su selección de cervezas. Hay establecimientos más surtidos, pero ofrecen una carta más desequilibrada. En Mr. Beer no sobra nada. Hay cervezas de todo tipo y procedencia, destacando obviamente las alemanas y las belgas. Las hay para todos los paladares y bolsillos, desde las tipo pilsen a las de abadía, mi debilidad. Es de agradecer que las sirvan siempre con mimo y cuidado, dejándolas reposar si es preciso antes de entregarlas a nuestras garras, para darles el punto exacto de espuma. Mi favorita es la Herdinger Pikantus, medio litro de cerveza negra de trigo, de sabor dulce y potente. Pero hay mucho más: encontrarás Leffe -¡de barril!- Grimbergen, Paulaner, Chimay y un largo etcétera. ¡Para mear y echar muuuuchas gotas!

Hasta que se amplió la ley anti-​tabaco no me atreví a entrar a esta cervecería de la zona de Viapol porque, aunque desde fuera me parecía muy bonita, siempre está llena hasta la bola y con el humo era un trampa mortal. Desde que ya no permiten fumar se ha convertido en uno de mis sitios de referencia para un tapeo improvisado o para almorzar cuando voy a mi peluquero que está también por la zona.
Es de éstos sitios en los que comes bien por dos duros, recomiendo tanto sus tapas de tortillones de patatas con chorizo como el revuelto con jamón o chorizo, el punto que le dan a ambas cosas es muy jugoso al contrario que la mayoría de tortillas de tapa que suelen estar más secas. Si tienes hambre recomiendo el flamenquín porque es enorme y no por eso menos rico. Aparte de la carta suelen tener platos del día puestos por las diferentes pizarras que hay dentro del bar y normalmente son los más ricos.
Por cierto, dedicad un rato a mirar la decoración. Yo por más veces que voy no dejo de descubrir una placa o un detalle. Y si sois cerveceros tienen una carta de cervezas más grande que la de comida. Además suelen hacer ofertas con el tema de cervezas pero eso no lo controlo mucho porque no me gustan. Sea como fuere, un sitio que merece la pena visitar si paseas por la zona.