De lo lugares más clásicos de Sevilla, sin duda. Las cafeterías Ochoa están repartidas por toda la ciudad ofreciendo un espacio de reunión al un sector de población muy concreto: señoras de más de 60 años residentes en barrios bien. Disponen de café, pastas, pasteles, helados y asientos cómodos para que sus principales clientas puedan pasar allí buena parte de la tarde :) A mí no es un sitio que me apasione, pues me parece que el café podría ser mejor y que los precios podrían ser algo más bajos, pero desde luego yo no soy su público objetivo… está claro. He venido en algunas ocasiones tanto a este como a cualquiera de los demás y las sensaciones suelen ser las mismas. Sin embargo, me gustó especialmente el interior de este local, pues aunque desde fuera engaña y no parece gran cosa, al fondo esconde un salón bonito con vistas a un jardín interior del edificio que lo aloja que está bastante bien.
Teresa G.
Rating des Ortes: 4 Sevilla
Siempre que pienso en Ochoa se mezclan tres recuerdos principales en mi cabeza: las palmeras de huevo, los batidos helados y mi abuela. Siempre que salíamos juntas acabábamos en Ochoa. Hablo de cuando yo tenía unos cinco años y la acompañaba a todas partes, sobre todo en los fines de semana y por la mañana, pero también he ido para merendar. Este local en concreto es más nuevo que los que solíamos frecuentar en mi infancia, pero la decoración es la misma y aunque solo cuenta con una planta, es amplio y tiene terraza. Mi abuela pedía cada vez un pastel distinto(la milhoja rosa mi favorito), pastitas y café. Con ella descubrí también los batidos helados que siguen tan deliciosos como los recuerdo, en especial el de caramelo. Me gustan muchísimo las palmeras que tienen, sobre todo la de huevo, pero porque no soy muy de chocolate. El servicio no es nada del otro mundo, pero como lo tengo cerca de casa cuando me apetece algo simplemente voy y pido para llevar… Además ofrecen las típicas cajas de bombones, que sacan de más de un apuro para un regalo. Creo que es un sitio caro para ser cafetería, pero sus productos me traen tan buenos recuerdos que no puedo evitar llevar a casa una bandeja de pasteles variados alguna que otra vez… Y así poder sentarme a recordar con mi abuela.
Luis G.
Rating des Ortes: 3 Sevilla
He probado esta cafetería de Nervión por primera vez, antes de enterarme de que tiene muchísimos años de antigüedad y experiencia. Tiene cierta fama en Sevilla y cuenta con algún local más, situados en zonas privilegiadas como La Campana. La organización del local está muy bien pensada. Desde la puerta de entrada a las mesas hay que recorrer un pasillo en el que está la vitrina de los dulces. Tienen todos una pinta increíble, pero me esperaba más variedad, por ejemplo, comprobé con desilusión que no había ningún tipo de tarta. En cambio, así a bote pronto había torrijas, merengue, distintos surtidos de pastelillos, hojaldres… En cuanto a decoración, está amueblado de tal forma que da la sensación de aspecto tradicional, no sé qué es exactamente porque no vi nada especial, pero me ha dado muy buena impresión estéticamente hablando. Pedimos en la barra porque pilla de camino a las mesas, pero no era necesario porque el servicio en mesa encarece un 30% todo lo que consumas. Vamos, que te lo cobran. Pedí dos cafés con leche(por cierto, uno de ellos lo pedí de sobre y nos dieron los dos de máquina) y, para mí, un merengue de fresa. La verdad es que no tengo nada especial que comentar sobre lo que probé. El merengue correcto, me lo esperaba mejor. Tenía sabor que a mí me parece«industrial». El café, correcto también, se agradece que no lo sirvan excesivamente caliente. Respecto al precio, me esperaba que podía ser más caro, sobre todo después de ver lo del incremento del 30% en mesa. Merendé por algo más que 3 €. Mi conclusión, si quieres desayunar o merendar en un entorno agradable y sin demasiadas pretensiones, es un sitio que cumple perfectamente. Si buscas la exquisitez en la repostería, quizá debas seguir buscando.
Angel S.
Rating des Ortes: 5 Sevilla
En pleno centro historico de Sevilla, cerca de la Catedral, la Plaza Nueva y la mejor zona comercial de la ciudad se encuentra situada esta histórica y emblemática Cafetería. Ochoa, cuenta con un obrador propio que elabora diariamente todos sus productos. Esta peculiaridad es una de las razones de la enorme fama de la que gozan desde su fundación. Destacables también las tapas y platos que cocinan, siguiendo las recetas tradicionales andaluzas para degustar en la cafetería o preparadas para llevar. A finales del siglo XIX abre sus puertas en la calle Sierpes esta confitería conocida como Granja Victoria. Tuvieron que pasar unas décadas para que adquiriera de nombre el apellido de su fundador, D. Rafael Ochoa Vila, que hoy es el apellido de la tradición confitera en Sevilla. Entre sus paredes, y con los productos artesanales como testigos, Ochoa ha acompañado el devenir de los sevillanos, como punto de encuentro y tertulia de generación en generación. Y es que Ochoa ha ido de la mano de la historia de Sevilla para formar parte de ella. Pronto se convirtió en el emblema de las pastelerías sevillanas, tanto dentro, como fuera de la ciudad, estatus que hoy conserva en la memoria colectiva de los ciudadanos. Desde su fundación Ochoa cuenta, además, con un servicio de restauración, lo que le convierte en el más añejo y de mayor sabor de la ciudad. Un servicio que ha sabido adaptar a la tecnología de la modernidad el mas tradicional arte de las comidas populares andaluzas, a las que les ha ido dando con el paso del tiempo un toque de sofisticación culinaria. Ochoa ha sido y es una gran familia y actualmente dispone de una plantilla muy implicada con la empresa y sus valores, formada por alrededor de 50 empleados.