Posiblemente este bar en otra ubicación de la ciudad no merecería muchos comentarios, es bar común, de los de toda la vida con barra metálica llena de vasos de cerveza con espuma derramada y cafés en vaso corto, con un mini cuarto de baño, una tele con algún partido que otro y tres o cuatro mesas en su exterior. Nada de lujos, nada espectacular pero lago que lo hace único. Me refiero al ambiente que lo rodea los fines de semana que juega el Club Baloncesto Sevilla(Cajasol) en el Pabellón de San Pablo. Y es que el bar Rubén y BALONCESTO son esencia del barrio, dos conceptos que difícilmente pueden ir cada uno por su lado. Es habitual encontrarse mucho público con vestimenta cajista, camisetas y bufandas hablando de baloncesto, un deporte que pese a ser minoritario se convierte en la estrella de toda conversación dentro de las paredes de este local. El trato es magnifico, sobre todo teniendo en cuenta que los días de partido el local se llena dada su cercanía con el recinto deportivo y los camareros apenas dan para más. El servicio es muy rápido y muy correcto.
Priscila G.
Rating des Ortes: 3 Sevilla
Justo en frente del pabellón de San Pablo y junto a una farmacia que suelo usar con unos colegas que viven cerca como referencia para quedar. Este sitio es un pelín cutre. No son muy simpáticos y aunque por la zona no hay mucho más, mis amigos se la tienen jurada porque, encima, cuando van a comprar algún litro, se lo venden a un precio elevado y con no muy buena cara. Eso sí, casi nunca lo he visto cerrado, así que para los días estos de desavío y nevera vacía o de pocas ganas de cocinar, viene perfecto para bajar a unas cervezas y unas tapas. Aunque no sea el mejor bar del mundo, una vez que te sientas y te ponen todo por delante y, si intentas no mirar a tu alrededor para que no parezca que comes en un viaje masculino del inserso, está todo ok.
Antonio Miguel G.
Rating des Ortes: 3 Dos Hermanas, Sevilla
Pepu Hernández, aquel entrenador que hizo a España campeona del mundo de baloncesto en 2006, dijo una palabra que pasará a la historia: «BALONCESTO». Precisamente eso es lo que se respira en el bar Rubén cada vez que el Cajasol juega en casa. No es para menos. Situado justo enfrente de la entrada principal del pabellón de San Pablo, santuario del cajismo. No es de extrañar que esté siempre que hay partido atestado de gente con todo tipo de indumentaria del equipo sevillano. Los que digan que el baloncesto está muerto en nuestra ciudad es que no se ha pasado por allí. Todo tipo de bufandas y camisetas. Sólo he ido unas cuantas veces a tomar café antes de ir al baloncesto. Es un bar de barrio, sin nada extraordinario. Una barra metálica y una pantalla de televisión. En ella, en lugar de fútbol, hay baloncesto(aunque coincidan en la hora). Los camareros desbordados por la gran cantidad de gente que se amontona, tanto en la barra como en los veladores de fuera. Con todo, la amabilidad con la que tratan a la clientela es de sobresaliente. Después del café(o según quién, la cerveza o la copa), ya están los motores calientes. Cruzamos la calle, compramos pipas u otras chucherías, y entramos al pabellón, a disfrutar de un buen partido de baloncesto.