El domingo después de comer en La Sopa Boba tenía una cita. Con el Té. Pero, confieso que terminé poniéndole los cuernos con un café antillano… Será la canela, será el ron, pero así fue. Este sitio está fenomenal para ir con mucha gente porque es muy amplio, tiene sofacitos cómodos, una chimenea que da mucho gustito en invierno y juegos de mesa para que te tires un buen rato como en casa. Y es perfecto si te gusta como a mi, probar todos los tipos y sabores de té, infusiones, rooibos y una carta enorme de cafés que son molidos en ese mismo momento y, además, todo lo puedes comprar y llevártelo a casa. Tienen también unos dulces y tartas muy ricos pero el otro día no los tomamos porque ya nos habíamos vuelto locos en La Sopa Boba. En la zona de la sierra norte de Madrid, que yo sepa, no hay muchos sitios como éste, así que se agracede y los dueños son super majetes siempre que hemos ido.