Culpo que fuimos a este lugar porque el hambre nos agarró en la punta de Toledo donde hay poco y nada para elegir, y además que andaba con gente que cuida su bolsillo más que a su madre y no gasta 2 € de más ni aunque la vida dependiera de ello. Le hacen la vida difícil a uno. Y bueno uno termina en este lugar. Nos sentamos y nos trajeron las cartas del menú, es así el menú tiene su carta propia, hay 5⁄6 platos de entrante, 5⁄6 platos principales y el menú incluye pan(que en Argentina se da esto por descontado, el pan es gratis) y una bebida que puede ser vino y cerveza también. Probé un plato de cuchara, que me dijo la moza que es típico de Toledo y la zona. Esta bien, bien caliente, porque me quemé hasta el alma que llevo dentro. Me pareció demasiado aceitoso la verdad y no muy apetitoso. Una amiga pidió unos macarrones con salsa de tomate, los probé y no estaban buenos, la salsa parecía de lata y ni hablemos de prepararla como se debe. De principal pedí el venado con patatas fritas, me gustó mucho, la carne estaba bien y la salsa muy sabrosa. Las patatas normales, nada que resaltar. El flan de huevo que pedí de postre estaba como cualquier otro flan de la vida, extrañé no poder pedirlo con dulce de leche(nostalgia argentina). La atención fue bastante regular, el sitio no es de lo mejor en cuanto a ambientación(no comprendo este de las máquinas tragamonedas en los bares, lo siento) y el precio más caro que hasta sitios de Madrid, así que creo que pecamos de turistas al final. Y la gente que quería pagar menos por ir a un chiringuito cualquiera le salió el tiro por la culata un poco. No creo que volvería, en la zona más comercial de Toledo hay lugares mucho mejores por lo que vi por fuera, dato a tener en cuenta para armar el recorrido por la ciudad.