He visitado este complejo hospitalario por primera vez para un acontecimiento casi igual de bello que un nacimiento, y es un trasplante. Mío no. El hospital ya acusa los años y ello se nota en algunas equipaciones, no hay enchufes en todas las salas de espera, sólo en las más modernas, las habitaciones no disponen de plato de ducha, los ascensores(son 19) necesitan un remplazo y en líneas generales la distribución y planteamiento del mismo es algo obsoleto actualmente. Sin embargo, un hospital no sólo es el elemento físico, el inmueble, sino quienes trabajan dentro sanándonos. Por lo general amables salvo un incidente que achaco a una coordinación errática, pero que no debe empañar la imagen del complejo hospitalario. Muy pacientes con los pacientes, los cuales en ocasiones se convierten en impacientes. Atención modélica. Sin embargo, el servicio de limpieza deja algo que desear. No es que haya basura por los pasillos, pero la limpieza completa de la habitación en ocasiones es algo deficiente. También es mejorable la disponibilidad de pijamas limpios para los enfermos. Inexplicablemente a los pacientes no se les facilita botellín de agua en las comidas. Parece que es una tendencia progresiva en los hospitales. Por cierto, muy buena cafetería, buena carta de bocadillos y sándwiches(se encuentra en el semisótano, se accede por la escalera, no intentes llegar en ascensor, te perderás) y sobre todo, el café con leche en taza de loza blanca alta, la leche te la sirven en el acto y te preguntan a qué temperatura la quieres. Así, se sirve un café con leche, y no en vaso de caña. Detallazo con el que me han ganado y en donde durante los próximos 15 días voy a cafetear.