Sin duda, este gastrobar es la revolución del barrio. Genial idea de negocio en mi barrio, donde todos los locales son nuevos peeeeero todos son caña-tapa. Es un sitio muy cuco, para grupos no muy grandes(máximo 4, recomiendo), porque allí a lo que se va es a degustar o charlar(con monóculo). Tienen una modestilla terraza que viene muy bien los domingos, ya que es el día del mercadillo vecinal(sito en la misma calle). Tienen carta de comida, donde priman las tostas(muy fan de la de cebolla caramelizada con queso brie). Oscilan entre los 3 y 4 € pero tienen una tabla especial de 6 tostas por 20 €. En cuanto a los vinos, la carta es una tablet, que te prestan cuando lo necesitas. Si te ves muy perdido, los camareros que sugieren; y además te entienden, porque yo siempre digo: «que no sepa a barrica» y aciertan. No llevan ni un mes abierto, pero esta semana me comentó el dueño que tienen intención de hacer catas de vinos mensuales. ¡Larga vida a las vinotecas!