Nautilus

Das Essen war sehr gut, die Lage direkt am Meer natürlich auch.
Wir saßen aber im Innenbereich wegen Februar und zu kalt.
Die Atmosphäre dort ein Graus.
Im Erdgeschoß schwere Holzvertäfelungen à la Gelsenkirchener Barock und ein Licht zum Davonlaufen! Wandlampen an den Tischen mit grellen Energiesparlampen. Ganz furchtbar. Wieso hat man keine Hängelampen über die Tische gemacht!!!
Alles erinnert an eine Trinkerstube aus den 70er Jahren.
Im 1. Obergeschoß war es besser. Keine Vertäfelungen und rundum Fenster, die im Sommer geöffnet sind, aber auch dort war die Beleuchtung grausam.
Das Personal bestand mehrheitlich aus Gastarbeitern. Da der Lokalinhaber mehrere Restaurants betreibt und nicht vor Ort ist, fehlt hier eine persönliche Note.
Insgesamt also gemischte Gefühle. Im Sommer wenn man auf der Terrasse sitzen kann ist das Flair sicher besser.

Me descontento con el restaurante nautilus.
Comida de mala calidad y cara. En pocos sitios he salido con tal mal sabor de boca.
Pedimos unas vieiras, un ensalada y una pizza. Las vieiras eran congeladas y encima nos las sirvieron casi frías, la ensalada muy pobre y la pizza nada del otro mundo, y todo esto cobrado como si fuera de primera calidad.
En cuanto a las bebidas no consiguieron traernos una cerveza bien fresquita.
Respecto al trato, mal atendidos. Tardaban mucho y encima con mala cara, vamos todo un cuadro.
Lo único bueno, que esta junto al mar, por lo demás un sitio para olvidar.

He descubierto que este restaurante tiene además de la terraza que está a nivel del mar y de la zona de chillout un restaurante de mas categoría en la parte de arriba.
Manteles como es debido, decoración cuidada, vajilla y Cuberteria en orden y una carta con una buena oferta gastronomica.
La carta de vinos es demasiado corta pero los precios están bien
Comimos una ensalada de la casa para compartir de primero. Después dos calamares a la plancha enteros (muy ricos) un postre de queso asturiano casero, un te y para beber un agua sin gas y una botella de Viña Esmeralda. 50 €
Hoy he reservado de nuevo y voy a probar los atroces.
Ya os contare.

Recuerdo este sitio con mucho cariño de mi época de trabajo en Torrevieja, era uno de esos lugares que conoces porque alguien te lleva o porque pasabas por allí paseando. Un sitio mítico donde tomar un desayuno genial o un aperitivo al sol.
Hace un par de años, fui a dar un paseo por esa zona y cuál fue mi sorpresa cuando me lo encontré totalmente destruido, con los cristales rotos y prácticamente abandonado. Se me vino el mundo abajo.
Hace relativamente poco, gracias a un comentario que vi en Unilocal descubrí que habían vuelto a abrir y ayer fui a comer allí con amigos.
Lo han transformado completamente, se mantiene el edificio principal del Nautilus, el original reformado, pero ahora tiene una terraza enorme con sofás, un aparcamiento donde caben unos 20 coches, y una amplísima terraza que tiene toldos por si el día no acompaña a la ubicación.
Comimos «sunday roast» y pechuga de pollo a la plancha. El sunday roast, estuvo genial, un poco escaso pero bastante rico y con varios platos a elegir. La pechuga me pareció excesivamente cara, 10.75 euros por una pechuga a la plancha sin acompañamiento de ningún tipo. vale que yo pedí la carne sola, que por cierto venía en una plancha de hierro caliente y estaba buenísima, pero me parecío carísimo que cobraran lo mismo por el plato si veníà la carne sola. La solución hubiera sido poner un poco más de carne o cobrar un poco menos.
En cualquier caso, está genial para casi lo que quieras, comer, tomar una copa, desayunar o tomar un café, la ubicación es inmejorable y el servicio es bastante rápido.

Las terrazas no tienen ningún desperdicio porque están a dos metros del mar… y hasta si hace mal día no hay problema, porque las cierran con toldos transparentes.
Las pizzas son el doble de grandes de lo que puedes tener en Torrevieja pueblo… por el mismo precio!

En una pequeña escapada que hice en septiembre a Torrevieja, buscando playas soleadas y rostisados ancianos alemanes con los que mimetizarme y pasarme una semana de no-​hacer-​nada, me encontré, nada más llegar, tras 11 horas de viaje en coche, con este restaurante a pie de mar.
Me quedé, literalmente, sin palabras. Puede que fuera la falta de sueño combinada con el exceso de dulces del viaje, pero llegar a una terraza en la que lo único que se escucha es el mar me ganó. Un desayuno correcto, con mucha bollería y tostadas, junto al mar. Un comienzo inmejorable.
Por supuesto, acudimos varias veces más a este local, de noche, para cenar y luego tomar algo. Y de nuevo triunfamos. Pizzas, hamburguesas, ensaladas… Un poco de todo, que, sin ser de primera calidad, estaba bastante bien, pero lo que marcaba la diferencia era el tener el mar a dos metros. SIn exagerar.
Además, luego, para tomar algo, tienen otra terraza, estilo chill out, con unas butacas muy cómodas y con una pantalla enorme.
Como punto negativo, estaba bastante alejado de todo aunque, por suerte, muy cerca de nuestro hotel.

Es un restaurante a pie de playa, con unas vistas increibles, que ofrece diferentes opciones, cafeteria, chill out, comedor, etc.
En la carta tiene Carne de Angus, el solomillo esta divino.