Cañas y Barro

El sábado decidimos comer en El Palmar ya que hacía un día genial! Primero Mascletà y luego arrocito!
Buscamos referencias sobre algunos restaurantes, por cambiar un poquito, y decidimos ir a Cañas y Barro (teníamos buenas referencias). Según nos habían comentado es uno de los restaurantes con más tradición gastronómica valenciana y ganador del concurso de «All i Pebre» del año pasado!
Pedimos unas entradas y un arroz A Banda (encargado a la hora de reservar la mesa). Tengo que decir que salí algo decepcionada del lugar! Los mejillones que pedimos estaban pasados en todos los aspectos (hechos y no muy frescos), el esgarraet no era lo que esperábamos (y por el precio… menos) Sin embargo, el sepión estaba buenísimo y el arroz servido como antaño, por una parte el arroz en la paella y el marisco a la plancha en una bandeja!
Sin embargo, el servicio fue rápido y los camareros estuvieron muy atentos!
Me quedo con el sepión y el arroz, pero no me salgo de ahí!

Un aniversario no se celebra todos los días, sólo una vez al año por eso es aniversario, jajaja, así que decidimos celebrarlo de una manera especial y yo tenía ganas de hacer algo muy valenciano como buena Valenciana que soy y al Palmar que nos fuimos. Al igual que mi amiga Lucía S nos aprovechamos de una pedazo de promoción de groupalia. Paseo en barca y menú para dos personas 29 euros!!! Baratisimo a mi entender sobre todo teniendo en cuenta lo bien que comimos. El menú incluía ensalada valenciana, cloxinas, calamares y una paella para 2 a elegir entre paella valenciana, arroz a banda o arroç del senyoret, nosotros nos decidimos por el segundo y para rematar la faena una peazo de crema catalana que quita el sentido.
La bebida se paga a parte, pero es que ya me hubiera parecido demasiado perfecto todo.
Salimos super satisfechos con la sensación de haber conseguido justo lo que buscábamos, algo diferente a lo de siempre, un precio estupendo y de buena calidad. Un día inolvidable!!!

Ubicado en El Palmar y alzándose con el primer premio de All i pebre de 2015 el Restaurante Cañas y Barro, con más de 40 años de experiencia y muchos premios a su espalda, parece una apuesta segura para degustar los típicos platos valencianos a la orilla de la Albufera.
Mi experiencia personal puede que diste un poco de cualquier cliente que vaya «a la carta» ya que utilizamos los bonos de Groupalia. El bono en cuestión fue el siguiente (OJO AL VIGOR DEL MISMO)
Fuimos seis personas y nuestro menú fue el siguiente:
— 3 platos de cada de esgarraet de bacalao, mejillones al vapor y calamares a la romana. Por lo tanto 1 entrantre de cada para compartir entre 2.
— Una paella de arroz negre (para 6). Raciones muy abundantes y excelente calidad.
— 6 bebidas entre agua, refrescos y cerveza.
— Postres de crema catalana y natillas.
Ojo si pides algún extra, pues el precio puede situarse a límites estratosféricos. Si miras el bolsillo, cíñete al menú ya que por cualquier cosa mínimo son 5 euros.
Nosotros probamos suerte con una ración de su famoso all i pebre (cada ración 12 €) acompañado de raciones de pan tostado (con su respectivo tomate y alioli) Pese a que estaba muy bueno todo (¡¡cómo se nota que el all i pebre tiene premio!!) el tomate usado en el plato de pan tostado era industrial. No me quejaría si el la ración fuera aconómica, pero si nos ponemos a tocar los 4 – 5 euros se nota en el bolsillo paladeístico.
En definitiva. Calidad muy buena, trato más que aceptable por por parte de los camareros y un ambiente agradable para degustar un buen arroz en plena Albufera.

Si te vas a comer una de las mejores paellas valencianas de la zona –con el primer premio del famoso concurso internacional de Sueca en 1974– dejo a tu elección que lo hagas en la esplendida terraza al lado del canal o en el abigarrado de cerámica valenciana comedor de este evocador restaurante.
El local toma su nombre de la famosa novela de Vicente Blasco Ibáñez. Con casi cuarenta años en el sector, en su carta encontraréis una extensa gama de arroces aunque yo di con él porqué me habían hablado de su lubina: todavía me salivan las papilas al pensar en ella, ¡exquisita!