Un técnico que vino a mi casa me dijo que mi lavadora no servía ya para nada y como última esperanza me acerqué a la tienda de repuestos de Toribio. A pesar de vivir en el barrio donde se ubicaba, nunca había entrado. Cuando entré, aquello parecía el universo de los repuestos, no sólo de lavadoras, sino de cualquier aparatejo que pudieras imaginar. Ahora, a todo el mundo que conozco se la recomiendo, ya que pasa un poco desapercibida, al ser algo pequeña. Finalmente, pude encontrar ese repuesto que según el técnico, ya no se fabricaba. Y ahí está mi lavadora todos los días lava que te lava. Además, no me puso ningún problema en poder cambiar la pieza por otra, si esta no servía. Todo un lujo y sin salir de mi barrio.