Elisa organizó esta vez la cena de clase, más cerca de su casa. Habló con el dueño del Richard’s, que es amigo, y nos ofreció un menú de tapas en plato grande, a elegir las que quisiéramos, y si alguien le apetecía más un bocadillo, pues también podía ser. El caso es que al final no fuimos muchos. Nos montaron la mesa en la terraza, que no era ni más ni menos que la acera de un barrio, familiar y tranquilo, donde la gente que paseaba por la calle se paraba a saludar a los que estaban cenando y a hablar del calor que habían pasado y de lo fresquito que se estaba allí, en aquel momento. Cosas de vecinos. Estuvieron toda la noche sacando platos, hasta que ya no podíamos más. Calamares a la romana(esta es una de mis incondicionales), esgarraet(casi como el de mi madre), sepias, puntillas… Si se acababa la cerveza, antes de que nos diésemos cuenta el dueño decía: «a ver esa jarra, traerla pacá que estais mu secos» Tanto comimos que(OMG) casi no me cabe le postre. Menos mal que a los bombones helados de chocolate que sacaron, mi estómago enseguida les encontró hueco. Bueno pues al final, la cena de tapas variadas y bien colmadas, toda la cerveza que pudimos, un servicio agradable y atento, el café y el postre, nos salió, tal y como nos habían dicho, a 12 € por persona. Está decidido, la próxima cena también la organiza Elisa.