Tívoli

Nos encantó. Fuimos un grupo de 12 amigos a cenar y nos sacaron de todo de todo. La comida muy buena
Bebimos todo lo que quisimos. Los bocatas bastante buenos y todo por 10 €!

Bueno vamos con otro bar de barrio de los clásicos de Patraix, la atención y la rapidez es de lo mejor del Tívoli aunque para mí que soy un tanto sibarita la comida está un punto por debajo de lo deseable, aunque tienen un magro con tomate que está de diez, muy buen sitio para cenas de grupo y para encargar y recogerte algún bocadillo si quieres hacerte una cenita rápida sin calentarte mucho la cabeza.
Tapas y platos de todos los gustos y bastante barato, tienen terraza aunque el sitio no es demasiado agradable, le pongo las cuatro estrellas porque curran mucho y bien.

En sus grandes rótulos rojos brillan las palabras «cafetería» y «horchatería», pero lo cierto es que nunca lo he usado como lo uno ni como lo otro, sino para pegarme unas buenas cenas. Sí que es verdad que la terraza del Tívoli está llena sean las once de la mañana o de la noche.
Recientemente han hecho una reforma que ha dejado más apañado el local, especialmente su cara exterior. Antes, era un clásico: decoración basada en una serie de cuadros expuestos siguiendo un horror vacui mozárabe y mostrando desde escenas costumbristas de famosos posando junto a los dueños hasta caricaturas cabezudas de los mismos.
El interior es bastante amplio, pues añadieron hace tiempo un salón auxiliar que lo convierte en un verdadero búnker donde correrán las jarras y el jaleo en esa ceremonia pagana que son las cenas multitudinarias.
Los bocadillos, en los últimos años han menguado un poco en cuanto a carisma, aunque mantienen la calidad. El motivo es que antes te los servían, siempre abiertos, en un curioso pan redondo, que había que hacer planos para meterte aquello en la boca conservando las formas.
También tienen una amplia variedad de tapas en la barra y de condones en el baño. Es que siempre me ha llamado la atención que, para lo estrecho que es el cuarto, no hayan olvidado el detalle de meter una de esas expendedoras enormes.
Nota: tienen probablemente el menú nocturno más barato que se pueda encontrar. Se llama «Buenas noches, Valencia», cuesta 7’5 € e incluye bocadillo, bravas, bebida, café y postre.