Paula iba cargadísima de bolsas del Consum, pero todavía tenía que ir a la Joyería Valera a por unos pendientes que tenía encargados. Entró en la tienda y la atendieron muy sonrientes y amables. Luego llegó a casa reventada, saludó a Lucas, su novio, que estaba haciendo la comida. Ella se tumbó en el sofá unos minutos hasta comer y luego disfrutó de una suculenta comida junto a su chico. Después del postre se fue a su habitación a buscar sus pendientes y probárselos. Abrió la pequeña caja que los contenía, pero lo que encontró fue un precioso anillo con un brillante gigante. Se habrían equivocado en la tienda. Fue a decírselo a Lucas al comedor. Lo encontró de rodillas frente a ella, sonriendo.