Xingú

Me lo habían recomendado. Era lapizzeriapreferida de un amigo y me tentaba cada dos por tres con que había cenado allí.
Hasta que un día dije, tevas a enterar… Y monté una macrocena con un grupo de amigos.
Me gusto mucho la originalidad de la comida, acostumbrada a que la pizza sea italiana. Una pizza hawaiana (no con tres trozos de piña), el paladar lo agradece.
El servicio fue bueno un poco lentos.
La decoración del local me gustó bastante. un poco oscuro pero aceptable. Y no lo suficiente para una cena mega-​intima.
Sin duda lo recomiendo.

La cachaça es el aguardiente que da lugar al famoso brebaje típico brasileño: la caipirinha. Y con vodka puedes hacer otro que toma boga también: caipiroska. El auténtico y verdadero es el primero. Al comer aquí te da la sensación de tomar caipiroska: es brasileño pero no del todo. Es eso malo? Ni mucho menos! El Xingú es magnifico, es único, es agradable y es memorable.
Lo primero que te llama la atención es la decoración en plan parque temático. De repente parece que te tele transportas a una especie de decorado de peli de serie B que nos quiere representar el ambiente tribal. Arcos, flechas, máscaras de guerra, tótems, un árbol…todo con tonos madera y una luz muy agradable: para mí, amante de todo lo que suene a hortera con encanto, un 10.
La comida, por un lado cosas típicas brasileñas, por otro cosas españolas, por allí pizzas con diferentes masas, por aquí hamburguesas, a un lado entrecotte, al otro lasaña,… Todo con espíritu de fusión, todo muy bueno, todo súper bien… Y con la sensación de caipiroska… No del todo brasileño pero muy bueno también.
La calidad de la comida es muy buena y con precios muy ajustados. Todo lo que he comido me ha resultado muy sabroso.
Hay varias pizzas y algún entrante elaborados con una mezcla de quesos de ellos que está espectacular!
Y la carta de vinos… sencillamente asombrosa. Muy buena selección con verdaderas joyas y auténticos ganadores relación calidad/​precio como el Luis Cañas.
Tienes también diversos combinados, zumos, agua de Brasil… Y una carta de postres con cosas muy ricas, como la tarta de banana.
Recomiendo al 100%

El restaurante Xingu es conocido por tener una carta de comida brasileña. Bueno… La cosa en realidad no es así. Pero, tengo que decir que es un sitio que a mi me gusta mucho. Yo ya había ido por primera en el año 2010 y me pareció todo muy. Aún así sólo este año ha sido mi tercera vez allí.
Nada más llegar, prontamente te dan mesa y te atienden con mucha educación y son muy amables.
La primera cosa que hago es pedirme una caipifruta de maracujá, mi preferida en el sitio. Viene bien servida y muy bien hecha, nada de refrescos o otras cosas malas que suelen poner donde vayas en toda España. De entrantes suelo pedir montaditos de pan de queso que son más o menos. Me gustan por llevar la salsa Xingu, que por cierto, se llama catupiry, es lo se llama requeijão en Brasil. El otro entrante riquísimo es el kibe, que lleva una masa sirio-​libanesa y es de la familia de la croqueta, por así decir y lleva una salsa de tomate para que la aplastes y así queda todo mojadito. Hay otras cosas como yuca frita, coxinha, y feijoada pero además de caras son muy pequeñas y no valen la pena.
La carta no es muy variada y hay algún que otro sabor de pizza que se supone brasileño. Me pedí una pizza de pollo y otra marinera. La marinera estaba buena, una cantidad buena de mariscos pero un poco sin sabor para mi gusto. La de pollo pedí a la camarera para ponerla muuuuucho pero muuuuucho catupiry, y la verdad es que se quedó de lamerse los dedos. Para acompañar pedí un guaraná, auténtico refresco brasileño, además, el mejor fuera de amazonía.
Para finalizar, nada mejor que el postre más famoso de Brasil: mousse de maracujá. Estaba espectacular!!! No se puede salir de allí sin probarlo. Y para acabar de finalizar me tomé un chupito también de maracujá que estaba muy rico también.
La cuenta viene gordita, pagamos € 21,45 cada, éramos 3 chicas, pero lo hemos pasado tan bien y comimos muchísimo y además me tomé dos súper caipirinhas.
Así que, para ir cada dos meses a comer bien, vale la pena. ;)

Gran restaurante. Con increíble comida. Las pizzas son brutales, ya seas alguien clásico, como si te gustan las pizzas de fusión con ingredientes brasileños.
El lugar con una ambientación muy currada, estilo tribal. Y el personal muy agradable. Es por todo esto que cuando me apetece comer una buena pizza vengo aquí.
Recomendado al 101%, se come de vicio.

Bastante variedad para tapear, además de hacer unas pizzas tremendas con 3 tipos de base diferente a elegir y la salsa especial xingú! (si te gusta el queso, te encantará). También disponen de hamburguesas y cosas más normalitas…
Y para terminar una caipirinha y/​o chupito de maracuyá!

Sinceramente, no sé si éste es uno de esos locales que antes eran la leche en vinagre y con el paso de los años y el aumento de la fama todo ha quedado en eso. En fama.
Escogimos este sitio por dos razones. La primera, porque en Benimaclet es realmente complicado encontrar restaurantes que los fines de semana abran para el turno de comidas (increíble pero cierto); la segunda, porque de los pocos que sí abrían nos llamó la atención probar un brasileño, cocina que todavía no abunda en la ciudad.
Llamamos por teléfono y reservamos sin problema, aunque ya era tarde; nos dieron mesa para las 15. Después nos dimos cuenta de que no sólo es infinito el espacio en el local, sino también los turnos de comidas, pues cuando salíamos pasadas las 17 todavía había comandas marchando para mesas que acababan de llegar.
Nada más verlo, el sitio me recordó a una mezcla de salón de BBC (bodas-​bautizos-​comuniones) con Port Aventura. La segunda impresión fue entrar y ver unos 50 empleados corriendo de aquí para allá con los ojos desencajados. Varios incluso detectaron nuestra presencia, pero ninguno nos saludó ni atendió. Esperamos un rato más y un camarero que es el doble de Leo Harlem nos acompañó por el laberíntico local hasta una mesa para dos, ubicada al lado de la barra de cócteles y algo torcida por culpa de un cacho de esos árboles de cartón-​piedra que hay por todas partes. Aprovechamos el tocón sobresaliente para colgar la chaqueta.
A partir de ahí todo fue pedir y comer como cerdas. Pedimos papas con mojo, los dos tipos de croquetas (que son croquetones), pollo con salsas, empanada de carne… y para rematar una pizza tamaño individual (que por cierto cuesta 12 eurazos). De todo esto sale un punto malo y uno bueno.
El primero, el malo, es que evidentemente nuestro pedido fue excesivo y al tercer entrante ya estábamos para echarnos la siesta; eché de menos que la chica que nos tomó nota no nos asesorase sobre los tamaños y cantidades de las raciones, porque nuestra elección fue una barbaridad hasta si hubiéramos venido directas de una huelga de hambre. Éste no fue el único descuido por parte del servicio porque, sin contar el momento de entrada en el que nos ignoraron, durante la comida iban muy apurados y se olvidaron de varias cosas que les tuvimos que repetir. La clave del wifi nunca llegó. El segundo, el bueno, es que todo lo que te sobra lo pueden preparar para llevar. Hay que reconocer que todo está riquísimo y, ya digo, las raciones son gigantescas, así que recomiendo pedir varios entrantes y pasar de las pizzas, porque son en comparación lo más caro de la carta y no son nada del otro mundo ni en tamaño ni en sabor.
Para rematar, y más estando sentadas junto a la barra coctelera, no podíamos irnos sin probar una auténtica caipirinha. Pues, bueno, casi mejor que sí hubiéramos podido irnos. Tuvimos que rebajarla con agua, eso sabía como echar un trago al alcohol del botiquín (y quien me conozca sabrá que yo soy bastante tolerante con los desinfectantes en general). Por suerte, después del cóctel, nos invitaron a unos chupitos de un licor más dulce.
Finalmente salimos a 21 euros por cabeza. En realidad era un poco menos, pero dejamos por primera vez en nuestras vidas propina involuntaria. Efectivamente, sobraba dinero, pero nunca nos devolvieron el platillo con el cambio. Estábamos tan cansadas de ese trato tan descuidado que cogimos nuestra caja de sobras y nos fuimos. Tampoco nadie se molestó en responder a nuestra despedida.

Para mi el mejor de Valencia. Todo exquisito y el local muy acogedor. Lo recomiendo tanto para quien le guste la comida brasileña como para el k le guste la pasta.
Las bebidas tipicas son perfectas en ningun sitio igual.

Me gustó bastante el local. Tiene una decoración curiosa, aunque eché en falta algo más de luz (sobre todo a la hora de leer la carta).
La carta tenía muchas cosas curiosas, aunque nos decantamos por cosas más «tradicionales».
Unas papas arrugás con mojo que estaban muy muy buenas es lo que pedimos de entrantes.
Después pedimos pizza.
Tienen 3 bases distintas, la tradicional, otra que creo que va rollo calzone, y otra que es como más rústica.
Un punto a favor es que puedes hacer media pizza de cada sabor. Yo pedí media Cazadora y media Fumaça. Increíblemente buenas. Hacía tiempo que no probaba unas pizzas tan ricas y con un sabor tan distinto.
De postre (todos caseros) pedí tiramisú. Para mi gusto muy normalito.
El café tampoco es nada del otro mundo.
En cuanto al servicio, me dio la impresión de que tenían demasiados camareros (igual al ser Fallas han contratado más personal). Nos llegaron a atender 3 camareros distintos. Pero no tuvimos ningún problema en cuanto a la atención.
Es un local al que espero ir más veces porque tienen una carta curiosa que me gustaría ir probando.

Hola sabor, ¿estás ahí? Esa es la pregunta que me estuve haciendo durante toda la noche mientras iba probando los diferentes platos, primero los entrantes y luego la pizza. Ya no es solo el hecho de que no veas la comida brasileña por ninguna parte, es que la comida que ponen esta en general sosa.
Tengo que decir que es la segunda oportunidad que le daba a este restaurante y la segunda vez que no me termina de convencer la comida.
El restaurante, al igual que la primera vez que fui y parece ser que siempre es así estaba a reventar, y la verdad no entiendo ese éxito que tiene. Debe de ser verdad lo que dice mi padre, que cuando a la gente se le mete un negocio en la cabeza, aunque no valga nada, al final lo acaban haciendo rico.
Quien sabe, al igual le acabo dando una tercera oportunidad a ver si de una vez encuentro el Santo Grial de este restaurante, lo que hace que cada noche está lleno tanto el interior del local como la terraza.
En cuanto a la comida que tanto me decepciono:
— Montaditos: un trozo de pan con queso sin sabor y un trozo de salami, nada del otro mundo, un montadito muy simple.
— Papas arrugas: El mojo lo llevas a Canarias y haría llorar a un niño Canario, solo digo eso.
— Foie de pato: Este plato es el que me hizo llorar a mí, con lo que puede dar de sí el foie y que te pase esto. Estaba soso, hecho a la plancha sin más, sin ninguna gracia y con dos pelotas de mermelada de bote. Ya que pones un plato así y ya que lo cobras a más de 10 € por lo menos hazlo bien.
— Pizza de espinacas y queso: no conseguí ver la masa enterrada entre toneladas de espinacas, solo de espinacas porque el queso ni lo vi, ni lo sentí. Está bien que pongan cantidad de ingredientes, pero todo en su justa medida y equilibrio.
¿El precio? bueno, sablazos peores se han visto, pero para lo que es la comida un poco caro.
Sí que es verdad que el trato y la velocidad a la hora de atender y servir es de diez y se agradece porque en Valencia cuesta encontrar un restaurante donde aun estando el local lleno te atiendan tan rápido y con tanta amabilidad. Pero no solo de rapidez y de amabilidad se llena el estómago, así que no les puedo poner más que tres estrellas.

después de tantos años sin ir, más o menos 8 (si, desde que termine la carrera xq vivía x ahí) mis amigas y yo decidimos volver a revivir aquellos maravillos años… la comida sigue estando igual d buena los entrantes exquisitos y las pizzas puedes elegir entre 3 bases distintas. flaqueo un poco la ensalada y quizás los postres. xo recomendable

Una decoracion muy bonita y una comida muy sabrosa. Especialidad en pizzas de todo tipo y en comida brasileña. Tienen unos aceites con grados de picante muy ricos.
Para repetir

No se donde leí que los martes hacían feijoa sin encargo previo.
Es una especie de cocido brasileño y por lo que se era la comida que los esclavos hacían con las sobras de los amos. No hay formula mejor que ser desgraciado y pobre para pasar a los anales de la gastronomía con alguna creación insólita.
Aproveché e invité a los tíos de mi mujer a los que les gusta probar cosas nuevas.
Conocía el restaurante de una vez que fui hace ya años y que no me dejó ningún recuerdo, salvo que las pizzas era de masa alta y blanda.
El local tiene, para mi gusto, una iluminación deficiente, poco apropiada para una comida a mediodía.Una de las ventanas de la calle no teníà la cortina bajada y producía un molesto contraluz con el ambiente casi nocturno del interior. De ser vampiro habría echado espuma por la boca.
El servicio bien pero un tanto distraído para los pocos comensales de un martes.
La oferta de cocina brasileña es escasa. Es más una adaptación de la cocina italiana con algún plato brasileño.
La feijoa está buena y con una ración (18,50 €) comen dos personas.
Consiste en un cuenco de arroz blanco tipo basmati, una cazuela de frijoles con cerdo y cordero, una bandeja con embutido, panceta y lomo sobre un lecho de espinacas salteadas, a lo que se añade un cuenco con una vinagreta casera (agradable) y yuca tostada y rayada,(muy buena).
Cada cual se compone su plato. Según la explicación, por lo general, sobre una base de arroz se pone un cacito de frijoles, las carnes, la yuca y la vinagreta. Si se quiere se sazona con una salsa algo picante que te sirven.
Nos gustó a todos por igual la novedad gastronómica.Repetiremos.
Ojo! de no poder ir en martes hay que encargarla un día antes.
Los postres son caseros, normalitos y algo carillos. Los vinos por lo general están a precios asequibles e incluso bajos. Un rosado Homenaje a 7,50 € no lo ves ni en los restaurantes chinos!!!

Llegamos a cenar casi 20 personas una noche de verano. Nos pusieron en la terraza ¡genial! y nos sacaron las cartas. Para no marearnos demasiado, pedimos el menú de 20 euros que incluye: varios entrantes, pizzas y churrasco a compartir, variado de postres, café y bebidas (cerveza y refrescos). El precio está bien porque no hay sorpresas y acabas lleno, la atención un poco atolondrada al principio, pero la verdad es que sacaron los platos bastante rápidos y fueron ágiles en las peticiones de vasos que faltaban.
La comida me gustó bastante, pero tengo que decir que lo más brasileño de todo el local es el nombre: Xingú, el famoso río y uno de los afluentes más conocidos del enorme Amazonas que atraviesa el país. Pues bien, íbamos con un amigo mío brasileño que probó todo y nos iba ayudando a distinguir: las ensaladas eran más valencianas que la paella, ricas, grandes y con ingredientes frescos, pero cero Brasil en ellas.
Las «coxinhas“que, tal y como nos explicó nuestro amigo, son una especie de croquetas de gallina hechas con la coxa (la pechuga) y una masa frita, estaban ricas pero habían estado congeladas previamente. Puede que fueran caseras congeladas, eso ya habría que discutirlo con un especialista. Lo que sí que me pareció muy auténtico y delicioso fue el siguiente plato: el Kiebbe, una especie de madre croqueta perfectamente frita y hecha con una masa crujiente de trigo sarraceno con especias y carne. Según nos contó mi Frani, vienen de la cocina libanesa y los brasileños las han hecho suyas dándoles un toque delicioso ¡lo mejor de la noche! qué ricas y enormes eran.
El churrasco con yuca también estaba muy rico, la verdad. Una carne bien cocinada y de calidad y la yuca buenísima. Sin embargo, no vimos arroz ni feijôes (alubias) por ningún lado, una pena.
Por lo demás, pizzas muy normales y poco más que destacar. ¿Desde cuándo las pizzas son brasilleñas? Eu acho que não… Los postres no triunfaron nada, eran el típico mezcladillo, y me fui antes de probar las caipirinhas, una pena ¡tendré que volver!
Un punto a su favor es que había una chica vegetariana en la mesa y estuvieron preocupados de sacarle cosas sin carne, pâo de queijo y pizza vegetal. ¡Eso es un puntazo, que no todos se lo toman bien!
El local por dentro está perfectamente ambientado en el Brasil de los Orixás y la mitología de la santería, me gustó. Baños limpios, personal bastante amable y eficiente, pero que tenían de brasileños lo que yo de rusa, o sea cero. La idea está genial, el producto está bien, pero de ahí a considerarlo un brasileño de referencia me parece que queda un buen trecho, así que seguiremos intentando. Ah, perdón, que yo llevaba hecha la brasileña ¡sí que había algo de allí! Que legal!

Si en un principio la idea de pedir un menú de 20 euros para tanta gente me parecía arriesgado, lo cierto es que cambié de opinión cuando terminamos de cenar y nos vi a todos ahítos y felices.
Nos pusieron una variedad de entrantes brasileños, cuyos nombres me vais a perdonar que no recuerde porque soy muy mala recordando nombres, que estaban a cada cual más bueno, croquetas de pollo, de ternera, empanadillas, abundantes ensaladas… Las Kibbeh (he tenido que mirar en las fotos a ver si salían) ¡¡ESPECTACULARES! Creo que podría haberme comido media docena y habría sido feliz. Qué sabor, qué textura, qué delicia…
Después nos sacaron para compartir diferentes tipos de pizzas, con distintos tipos de masa, y también carne con variedad de salsas. A estas alturas nuestros estómagos ya estaban haciendo la ola.
Como colofón un surtido de postres realmente buenísimos: esa lágrima de chocolate, ese flan…
Lo mejor es que todo el menú estaba aderezado con cerveza, refrescos, vino blanco, vino tinto de la casa (sí, pero a elegir entre Rioja o Ribera del Duero) a discreción, y además había calidad.
A la hora de pagar, nos cobraron 20 euros exactos, incluyendo en ellos el vermut, cerveza o refresco que habíamos pedido antes de que llegara todo el mundo y pedir la cena. Vamos que se portaron de maravilla.
Si no les he puesto las cinco estrellas es porque el servicio, sobre todo al principio, fue algo lento y despistado, ya que la mitad de la mesa nos pasamos un buen rato sin copas ni bebida pese a haberlo solicitado insistentemente. Pero bueno, días así tenemos todos, así que repetiré, sin duda. Vale la pena probarlo.

El brasileño de siempre …
mis padres me llevaban a cenar cuando yo era una cria, siempre nos pediamos los mismos plato y siempre te servia la misma gente estupenda…
sigue siendo para mi un local de referencia. Quizas no sea el mejor restaurante de valencia, pero las pizzas, las cosiñas, las caipirihnas tienen algo especial en este local.
No os olvideis de probar los chupitos de maracuya caseros! riquisimos!

Primera vez que vengo aqui en evento Unilocal y desde luego estoy maravillada! Me ha encantado la fusion de sabores tropicales con la cocina del dia a dia… Mi super favorito ha sido la carne de ternera con arroz, jugosa y en su punto! Desde luego es digno de volver a repetir porque yo pienso venir tantas como hagan falta! En valencia, un brasileño como este es una mina de oro! El precio muy asequible a los bolsillos, esta genial! Me encanta descubrir sitios nuevos y este entra en lista de favoritos!

Cené en este restaurante con un grupo de amigas y me encantó. Los entrantes buenísimos, diferentes y variados. Compartimos todo, incluso las pizzas, ya que hay una extensa carta a elegir y además puedes optar por 3 masas distintas.
No comimos postre, pero sí degustamos uno de sus caipiriñas de maracuyá y fresa (creo que era exactamente así) y estaba no bueno, ¡delicioso! De hecho, repetimos.
Además tienen terraza y la decoración interior es de lo más exótica.
En cuanto al precio, lo normal según la media… creo que pagamos 23 € cada una, caipiriñas incluidos.
Sin lugar a dudas, voveré. Muy recomendable.

Ayer fuimos a comer a este restaurante Brasileño, primera impresión, la fachada que ya indica lo atípico que es este sitio, entras y te encuentras con una decoración muy original, que te hace viajar de inmediato.
El personal muy amable y sonriente, como era la primera vez que íbamos, nos lo explicaron todo muy bien. Nos explicaron que hacían alli en la casa un queso/​crema el Xingu, que por cierto no os lo podéis perder, lo probamos en unos montaditos y estaba de muerte. Luego pedimos las croquetas de ternera y de pollo, bueniiismas, las empanadillas de carne o queso. No sabíamos que pizza elegir y nos ofrecieron hacer mitad de una y mitad de otra así probábamos las dos, los productos se nota mucho q son frescos y de calidad.
Me gusto mucho todo, lo que más fueron los montaditos con xingu y las croquetas de ternera.
Estábamos tan llenos al final que no pudimos probar ningún postre. será para la próxima!
Salimos a 15 € por persona, no me parece excesivo por la calidad que ofrecen.

Este es un restaurante Brasileño que se encuentra por detrás del Cuartel de la Policía de Primado Reig. Es un local bastante grande, muy bien decorado. Con muchos camareros y con una terraza exterior en la que se tiene que estar de lujo con el buen tiempo.
Por las noches de fin de semana tienen dos turnos de comida, sobre las 21h el primero y a las 23h el segundo. La comida realmente está muy buena, tampoco esperes nada realmente elaborado, pero si de buena calidad.
El précio por comensal es de unos 15 € aproximadamente, los platos son bastante completos, el personal es agradable y rápido. Aunque hay varios platos de comida «Brasileña», también tienen varios platos mas típicos de aquí.
Recomendable, aunque tampoco me pareció un restaurante para ir de forma habitual, seguro que volveremos en más ocasiones.

Aparecí en este restaurante por recomendación al pedir un restaurante ‘exótico’. Me explicaron que era un local curioso y que además la comida era gustosa y de calidad. Y así fue.
Me fascinó el local, la presentación que tiene, que le da un aire misterioso amazónico y casi casi te saca de la cuidad para que deleites la comida en un ambiente más relajado.
El personal fue muy atento y te aconsejan bien cuando es la primera vez que acudes y no entiendes muy bien qué dice la carta. Hay gran variedad de platos típicos y para los más reticentes a probar cosas nuevas, hay platos comunes.
Hay que ir con cuidado a la hora de elegir porque los platos son bastante abundantes y puede sobrar comida si pides por los ojos.
He ido en un par de ocasiones y he probado varios platos: las ‘croquetas’ de pollo y ternera, cada una mejor a la anterior, tres tipos de pizza con tipos de masa diferentes y como no, la lagrimita de chocolate, que no deja de ser un coulan mini pero buenísimo, con helado, que por cierto, el de canela está espectacular…
El precio está bien, según lo pedido puede variar entre los 15 – 20 euros, y las dos veces que hemos ido, nos ofrecieron al acabar un licorcito de maracuyá exquisito al paladar y suave suave…
Dispone de terraza, y si tienes especial interés en cenar allí, recomiendo reservar porque se suele llenar bastante!