Restaurante típico mexicano, con un ambiente muy de aquel rollo y comida sabrosa. Los sabores son fuertes, pero es que su cocina es así. Mucho guacamole, muchas fajitas y buena cerveza. El servicio es bueno, te atienden rápido y bien. Entre semana apenas hay gente, así que estás muy tranquilo. Los fines de semana hay más afluencia, pero se pasa bien. Los postres también están muy ricos, aunque me parece que tienen unos precios un tanto caros en comparación con la comida, aunque esto es algo que pasa en muchos restaurantes. La mayor pega que veo que está un poco alejado para mi gusto. Hay que ir en coche, porque como te descuides un poco se acaban los autobuses.