Durante mi estancia en Valladolid, paré dos noches por este restaurante a cenar. El primer día con intención de coger cena para llevármela al hotel y el segundo día con la intención de cenar en la barra. El primer día, cambié de opinión al ver que la carta para llevar es diferente a la de la barra y a la del restaurante. De barra está bien de precios, de restaurante me pareció que era un poco«para un día especial». Tomé tartar de salmón, un sushi variado de seis unidades(de las que por desgracia cuatro tenían salmón …) y algunas piezas sueltas de pez limón. El sitio me gustó y por eso repetí. Es un sitio muy de parejas.