El local es muy bonito, se respira el ambiente de los tiempos antiguos. Es ideal para cena en pareja ya que el ambientes es romántico y la música agradable. El camarero que nos atendió amable. La carta no es muy extensa pero la razón es que la cambian cada 4 – 5 meses, por lo que ahora tocan los platos del otoño– invierno. Probamos una deliciosa ensalada con embutidos y quesos italianos y focaccia con queso y funghi. De segundo, espaguetis negros con sepia, almejas y pulpo, muy buenos, y risotto con gorgonzola y nueces, también sabroso. De postre, pana cotta con frutos del bosque, inmejorable. Vino de Sicilia, muy bueno. El pan hecho a mano, muy rico. Hasta aquí, muy bien. Pero a partir de aquí, deciros que el precio es realmente exagerado– lo antes descrito sube a casi 90 euros, con sólo un postre y un café incluidos. Para mí, no sé lo vale. Las raciones son realmente escasas y casi te quedas con hambre. Le he dado 4 estrellas porque la comida es buena pero los precios son muy altos para lo que es.