Plato al Centro

Cenar aquí un viernes en agosto es casi una odisea, casi, pero es posible. Entramos a pedir mesa y nos dijeron que había una lista de espera algo grande pero para dos que éramos encontraríamos mesa pronto, y así fue, apenas si tuvimos que esperar 20 minutos apoyados en la barra entre el trajín de los camareros que corrían alborotados como pollos sin cabeza… En la barra nos atendieron fatal, como ya he dicho, estaban desbordados. Por un momento nos planteamos irnos, estábamos allí, apoyados en la barra, esquivando a camareros que pasaban a trompicones a tu lado y que no tenían reparo en arroyarte, unido a lo desagradables que eran los camareros de la barra, estábamos agobiados, íbamos a pedir la cuenta de las copas de vino que habíamos pedido y fue entonces cuando nos dieron la mesa fuera. El chico que nos la dio se esforzaba en parecer simpático e intentar atendernos siempre él, se ve que era el encargado y nosotros caras nuevas. Los platos marcharon con asombrosa rapidez, los platos, porque las bebidas iban tan lentas que llegaban casi al final de la cena, cosa que no entiendo. Seguíamos viendo camareros correr como locos para todos lados, la mayoría de las veces no sabían ni a dónde iban, e incluso oímos a dos de ellos criticar a una mesa de chicos porque, decían, que habían pedido tanta comida que se iban a poner como zollos. Las tapas no estaba mal, aunque muchas de ellas me quede con ganas de probarlas debido a que se les habían terminado, increíble. Pedimos, tortilla de patatas con cebolla (inexistente por cierto) que resultó ser como cualquiera de las que puedas encontrar en el súper prehechas, aunque un poco mejorada, provolone, muy bueno, con una especie de confitura de tomate encima que le daba un toque muy fresco, tostá de pan tumaca con huevo de codorniz (algo ridícula), salchichas alemanas con puré de patatas (pese a que ni el puré era casero ni las salchichas frescas si no mas bien de las que vienen en lata y en conserva estaba muy bueno el plato) tostá de los 4 pasos, al parecer su plato estrella, lo que te ponen a lo que te venden difiere un poco, pero no estaba mala la combinación en si, ahijada de atún (muy poco elaborada) y montadito de mechada que más bien debería de haberse llamado micromontadito de solomillo al whisky… Las tapas no son para nada abundantes si no todo lo contrario, en ocasiones suelen rozar la ridiculez, y suelen rondar entre los 2,50/3 €, la elaboración es algo que se deja ver a medias. Intenta ser un gastro bar como tantos otros en esta espiral de moda en la que hemos entrado, pero lo intenta únicamente. Finalizamos con un gin tonic y una tarta casera de chocolate que he de decir que estaba deliciosa! Y si a eso le unimos unas cuantas copas de vino, la cuenta nos salió por apenas 50 €. Muy muy barato teniendo en cuenta todo lo que pedimos. Entiendo entonces que el local esté lleno. Comida buena, la verdad es que en la zona no hay nada parecido, y un precio más que recomendable.