Bakery Coffee Shop

Un desayuno dulce no quita la gripe, pero ayuda a sobrellevarla …
Esta bakery tiene una gran selección de bolleria, pasteles y salados. Hoy no tenían mi rosco de crema y chocolate favorito, pero tenían unas trenzas blanditas con chocolate deliciosas.
Me encanta venir a este lugar, porque además el chocolate a la taza es delicioso. No me ha dado tiempo a hacer foto… tenía un hambre ;-)
Ánimo a la gente de Zaragoza a que se desplace a este barrio para merendar o tomar un desayuno bonico.

No solo el centro dispone de bares y cafeterías con encanto. En mi barrio, Santa Isabel, tenemos rincones como el Bakery Coffee Shop donde disfrutar de un cafelito rico y otras tentaciones de las que van a la lorza.

La primera reunión de los Unilocalers en Zaragoza tuvo lugar en esta cafetería del barrio de Santa Isabel.
Era la primera ocasión en la que estaba en este barrio, y la impresión fue buena. No está tan lejos como pensaba, a unos 25 minutos del centro en autobus. Sin duda ayudó la compañía, un grupo de Unilocalers dispuestos a aprender y dar lo mejor de si. También me gustó que en el local no había sillas, sólo unos sillones comodísimos, y un viernes a última hora de la tarde se agradece.
Pude disfrutar de una foccacia casera que me encantó, y no debí ser la única, ya que no dejamos ni las migas de las dos bandejas que había. También había otras bandejas de berlinas y bizcochos con chocolate, todo lo dulce me encanta, y esto no fue la excepción, pero para mi gusto su fuerte es lo salado, ya que los dulces me parecieron como cualquier otro tipo de bollería industrial. Por otras fotos he visto que cuentan con tarta de manzana casera y alguna otra especialidad algo más artesanal, así que quizás haya probar en otra ocasión.
En resumen, una buena opción para disfrutar si estás en esa zona.

¿Que puede pasar si vas a un sitio fantástico con una compañía todavía mejor?, pues básicamente, una experiencia «deluxe».
Con motivo del primer encuentro de algunos usuarios de Unilocal en Zaragoza, nos desplazamos a Bakery Coffee Shop situado en el barrio de Santa Isabel. Reconozco que aunque al principio pensé que llegar sería una odisea de tiempo y otros factores, estaba allí mucho antes de lo que pensaba. Desde el centro, a la altura del Coso Bajo, el autobús 32 te deja prácticamente en la puerta, y si el tráfico es el normal, en 20−25m estás en tu destino.
El local en sí es muy amplio, y tiene varios aspectos importantes que a mi parecer son claves, y no siempre cumplen todos los lugares que visitamos. Es cómodo, está bien iluminado y es tranquilo. Porque definir como no cómodo cuando te sientas en esos sillones orejeros que te meten en su propio mundo de confort, sería un auténtico pecado.
Me llamó la atención que el baño necesitaba de llave… y no cualquier llave, digamos que el Creador de las llaves de la saga Matrix aquí sería un mero novato. Lo que al principio me pareció curioso y puede que algo incómodo, se convirtió en algo completamente distinto al entrar. El baño estaba extremadamente limpio en todos los sentidos. No sé hasta que punto podrá influir, pero quizá de este modo la gente pueda ser un poco más cauta y cuidadosa a la hora de usarlo. Es como si transmitiera respeto… algo así como «ojo lo que haces, que ahora ya saben que el último en entrar has sido tú». En definitiva, bajo mi punto de vista, un acierto.
En cuanto a las consumiciones, nos sacaron varios tipos de dulces, entre los que destacaban una especie de berlinas de chocolate rellenos de crema que estaban increíbles. También combinamos con salado, en este caso unas pizzas recién hechas. Todo estaba increíblemente bueno. Además pudimos disfrutar de una amena conversación, aprendizaje y alguna que otra risa, todo en un ambiente muy tranquilo, relajado, y con un personal muy educado y agradable.
Sin duda alguna, si tengo que recomendar un sitio por Santa Isabel, no tengo ninguna…

Un sitio tranquilo para pasar un buen rato en compañía de tus amigos. Una extensa carta de tes hicieron que me sintiera como en casa.

Me ha gustado mucho conocer esta cafetería. Es un sitio bonito, tranquilo y con unas delicias de chocolate que me recuerda uno de los motivos de por qué me gusta tanto el chocolate. Tiene unos sillones de los que cuesta levantarse de lo cómodos que son, el ambiente es agradable al igual que la atención recibida. Y como curiosidad, me ha resultado divertido el que te hagan entrega de una súper llave con una campana para ir a los baños.
En conclusión, un lugar que no me ha decepcionado y que me ha agradado visitar.

Este es uno de los motivos por los que quedo a tomar cafecicos en mi barrio.
Era una franquicia de Martín Martín, pero sus dueños decidieron darle una vuelta de tuerca al negocio alejándose de la franquicia y dándole un nuevo valor a su tienda.
Amplia cafetería con silloncicos muy cómodos, perfecta para echar una charradeta con los amigos.
Tienen una carta de tés muy majeta, así como chocolate y deliciosos cafés. Todo esto lo puedes acompañar con los pasteles que preparan ellos mismos y que te cobran al mismo precio que si te los llevas a tu casa. Por las tardes, te preparan paninis, hojaldres salados y cruasanes rellenos, que están para morirse.
En lo que a la tienda se refiere, tienen gran variedad de panes entre los cuales me resulta imprescindible su bastón de aceitunas negras.
Cuando entro por la puerta, me encanta ver como las bandejas de palmeras, bombas, cruasanes… llevan las marcas de estar recién barnizados en chocolate.
También preparan tartas por encargo y cuando son días de roscones, da gocico ver los que preparan (nata de verdad y masa super-​esponjosa).
Si a alguien le apetece venir a echarse un cafecico, que avise, que yo me apunto.

¿Qué puede pasar cuando dos gochas cerdícolas deciden ir a tomar un «tecito» para bajar y desengrasar después de una comida nada light?
Pues sólo puede pasar que salgan rodando como la bola que perseguía a Indiana Jones…
Fui a comer con María José G. a su barrio, con el fin de que me enseñase los nuevos negocios que hay por la zona y después de comer como tocinicas, decidimos que era el momento de tomar algo más suave que nos ayudase a pasar la comida… ¡Error!
Me llevó a una nueva panadería/​pastelería/​cafetería abierta en su barrio que me encantó.
Nada más entrar, ya me llamó la atención la amplitud del local y la luminosidad que este tenía gracias a las grandes cristaleras abiertas a la calle. También me encantó que no había sillas, sólo sillones orejeros y sofás super cómodos, de esos que te envuelven y de los que nunca te levantarías.
Mª José me presentó a los dueños del local, unos emprendedores que nos contaron que antes el local era una franquicia de venta de frutos secos, conservas… (vamos, lo que viene siendo un Martín Martín) pero que al final, decidieron dar un giro a su negocio y tomar las riendas de éste, apostando por reconvertirlo en una panadería con degustación en la que poder ofrecer desde chucherías y snaks, pan, panadería y pastelería casera, cafés, tés…
Nos explicaron también que muchos de los productos que venden, los elaboran ellos diariamente, aunque también tienen algunos que compran ya elaborados.
Pedimos unos tés (el mío de Jazmín) y nos vinieron a tentar con una bandeja llena de bombas de chocolate… pufff… recién hechos y con ese olorcillo ¿cómo decir que no? Decidimos pedir una para compartir y estaba buenísima, con el relleno y la cobertura recién hechas, aquello era un locurón.
Y para rematarlo, nos invitaron a unos trozos de bizcocho de manzana recién hechos para que los probásemos ¡toma ya!
Después de este fin de semana, creo que tendré que empezar una dieta a base de agua de borrajas.