Alamos

Si bien hace bastante que no voy es una opción pasable para comer en Adrogué. Es una especie de parrilla fashion.
El salón es enoooooorme, muy luminoso y amplísimo y por más que se llene no hay bullicio. Lo más lindo es que si hace calor afuera tiene un patio lindísimo, lleno de arboles y sillas de jardin para sentarse a comer al sol.
La carta es bastante variada: hay carnes, pastas y hasta ensaladas. Los postres son riquisimos, el tiramisú es el mas rico que probé en la vida. La carta de vinos es bastante amplia.
Lo única desventaja, como siempre en esta barrio reducido y con pocas posibilidades es el precio: es bastaaaante elevado para lo que ofrecen. La última vez que fui nos cobraron carisimo, ni siquiera nos trajeron servicio de mesa y nos atendieron bastante desinteresados, pero deberia volver a probar a ver si después de un tiempo tengo un poco más de suerte.

Álamos es definitivamente mi lugar preferido de Adrogué para almorzar durante la época de primavera-​verano, ya que tiene el jardín más grande y lindo de la zona (diría que es casi tan grande por afuera como por adentro). Todas las mesas están cubiertas por toldos, por lo que nadie come a pleno sol, y no se priva de escuchar el ruido de los pájaros y de sentir el sonido de las hojas de los muchos árboles meciéndose mientras disfrutás de tu almuerzo/​cena.
De entrada te alcanzan una panera con pan blanco, negro, pan de pizza con cebolla y tostaditas, acompañado de unas berenjenas en escabeche muy bien hechas.
La especialidad de la casa es la parrilla, sin embargo la carta es completa, ya que hay pastas, lomo, pescados, algún que otro risotto y ensaladas. Los platos son en su mayoría grandes. Comí un matambrito a la napolitana (con jamón) y batatas fritas que era gigante. Lo único que critico es que el mozo no me haya advertido que iba a ser demasiada comida, ya que de entrada habíamos pedido una provoleta para compartir (espectacular, con huevo, morrón, tomate y huevo). La carta dice que algunos platos son para compartir, pero no lo leí sobre el matambre. En mi caso, como dije, lo elegí a la napolitana, pero también se puede pedir provenzal o a la fugazetta.
Ideal para los chicos ya que al fondo del lugar hay juegos inflables, metegol, y algunas otras pavaditas que mantienen a los nenes entretenidos, permitiendo a los adultos disfrutar de su comida.
La tarjeta de Club La Nación estaba momentánemante suspendida, pero te ofrecían un 10% de descuento pagando en efectivo.
Definitivamente, el lugar para ir en familia y para disfrutar cuando el tiempo lindo acompaña.

Nunca termino de decidir si me encanta álamos o no me cae tan bien por pecar de pretencioso. Pero hasta qué decida eso voy a seguir viniendo para saber…
El salón es bastante grande, cómodo y con una buena capacidad, aún cuando está lleno no es muy ruidoso y permite charlar tranquilo. Cuando hace calorcito tiene un deck divino para comer afuera con inflables para nenes. La atención de los mozos es muy buena y amable.
En cuanto a la comida, tienen una carta variada (con un fuerte en la parrilla), con precios un tanto caros pero (a diferencia de lo que leí en otras reseñas y lo que yo recordaba) las porciones son grandes, muy sabrosas y valen lo que se cobran. Vean mis fotos para tener referencia…
Tienen una amplia carta de vinos ya que poseen su propia cava la cual se puede ver mientras se come.
Lindo gesto, si pedís un postre, la casa invita el café.
Tienen club la nación pero solo pagando en efectivo. Y aunque no tengas club la nación te hacen un 10% por pagar en efectivo.

Los Alamos tienen como especialidad las carnes a la parrilla. El lugar es lindo, las mesas están bien dispuestas, lo hacen acorde para una cita o reunión.
Su decoración es moderna, y tienen una cava dentro del lugar que permite verse desde las mesas. Los mozos son atentos y la música es agradable.
La comida no es increíble, solo es correcta. Las porciones son pequeñas y los precios algo elevados para el servicio que ofrecen.
Soy más partidaria de comer carnes en típicas parrillas de barrio donde las porciones, la cocción y los precios hacen un buen combo.
Quizás lo definiría como una parrilla pretenciosa. Solo fui pocas veces, porque no hay nada que me invite a volver.

Alamos no desilusiona ni emociona. Su parrilla es muy buena pero su menú es limitado y no se renueva con lo cual es probable que luego de un par de visitas te encuentres repitiendo platos. El restaurante es agradable, cuenta con mesas adentro y afuera y los días de sol es un placer almorzar en su deck.
Recomiendo como entrada los champignones rellenos, muy ricos. Como principal me quedo con el salmón rosado a la parrilla con puré de papas y almendras, la lasagna y las ensaladas. En todos los casos las porciones son justas, si vas con hambre no propongas compartir plato porque puede que te arrepientas.
Hay amplia variedad de vinos y una pequeña cava refrigerada que los cuida. Para las familias que van con chicos aprovechen que tiene inflables en el patio para que los pequeños jueguen mientras sus padres comen. Quiénes trabajan cerca pueden aprovechar su menú ejecutivos por $ 90 que incluye entrada, plato principal, postre y bebidas. El servicio es grato.