Lavalle, abogados y un bar/restaurante histórico. Tres conceptos que definen sin dudas a Anamora. Después de una audiencia pública de la Corte bastante extensa, me reencontré con mi mentora de la facultad(una abogada de años, muy genia) y no dudamos en irnos a tomar algo. Y ella no dudó en invitarme a Anamora. Nos ubicamos en una de las mesas de afuera. Lo primero que me llamó la atención fue que, además del local donde nos sentamos, al lado había otro del mismo nombre y muy similar! Nos atendió un mozo que trabaja en ese local desde 1973 por lo menos. Seguramente no fuera Anamora, pero alguien que hace tanto que trabaja en ese local solo puede ser por la calidad que tiene para su profesión. Como era el mediodía, un cafecito no iba a alcanzar, así que me pedí un tostado con un jugo de naranja. Mi colega se pidió otro jugo y un café. Rapidito llegó todo. Adentro estaba lleno, y afuera quedaban algunos valientes a nuestro alrededor(hacía MUCHO frío, pero es la mejor opción cuando uno se junta con un fumador). El jugo es de los mejores que tomé en todo el año, sino el mejor. Hacía rato que quería tomar un jugo dulce y natural como el de Anamora. El tostado también estuvo muy bien. Porción clásica para compartir, bien calentito y con mucho queso. Fue un almuerzo muy ameno, donde el conocimiento entre mi mentora y el mozo lo transformó en aún más pintoresco. Estrella menos por los precios, que creo que están un poco dañados, y por el baño, que estaba realmente sucio. Espacio clásico de la zona de Tribunales, apto para fumadores y para quien quiera un buen trato con productos de calidad.
Mariano V.
Rating des Ortes: 5 Buenos Aires, Argentina
Anamora, curiosamente este bar resto tiene otro igual mismo nombre, y mismo dueño al lado, mas otra sucursal en Lavalle y Rodriguez Peña. Es un bar ideal para la zona, lleno de abogados, trabajadores del palacio de justicia y aledaños. Yo lo frecuento hace ya varios años, conozco a sus mozos y me siento como de la casa. Tiene la particularidad de producir toda sus pastelería y panadería, desde las medialunas hasta los panes árabes, cosa que no sucede en este tipo de reductos. Los platos son muy gourmet y la atención es dedicada. El café es de lo mejor que he probado(Paraná), con la opción de porcelana y vidrio, cosa que no es muy casual(yo particularmente prefiero el café en vaso de vidrio) y muy bien realizado por quien maneja la barra. Los platos siempre son elaborados con productos frescos, se nota mucho, y tienen una impronta muy sibarita y con muchísima onda. La espera es algo larga, pero vale cada minuto, porque la elaboración así lo demanda. Hoy no frecuento tanto la zona, pero cada vez que por aquí camino, paso ya sea a almorzar o a tomar un café. En todos los locales hay deck en la entrada donde se puede fumar y estar al resguardo de la lluvia, y mesas en la vereda con un generoso toldo aunque no calefaccionado. Y si bien es algo elevado el precio, creo que lo vale ya que nunca me fui disconforme con lo que allí he consumido.