Bodega del Fin del Mundo

¿Una vez te pasó que reservaste un lugar online (restorando) y que cuando llegues al lugar (un miércoles) está cerrado? Me pasó con un restaurant que ni vale la pena nombrar y así terminamos en Experiencia Fin del Mundo — y que suerte. Esto seguro es uno de mis restaurantes preferidos de Buenos Aires.
El restaurant es muy lindo y clásico pero moderno a la vez y estilizado con madera para poner hincapié sus vinos. Sin duda es un lugar para una noche especial (suegros, cita, celebración íntima, etc.) y te vas a dar cuenta cuando la billetera pierde unos kilitos. Igual, por el precio y calidad estás recibiendo mucho.
Mi amiga me estaba visitando de afuera y me la había querido llevar a una cata, pero no llegamos. Ya que caímos en este restaurante de la famosa marca de vinos hicimos una mini cata con copas para acompañar nuestra cena. Nos atendieron varios mozos y eran todos muy atentos. Un en particular fue conocedor de los vinos y nos guiaba con los vinos y platos, siendo atento a nuestras preferencias de precio.
Tiene una variedad interesante de platos que son creativos y tradicionales a la vez. Usan mucha carne autóctona (trucha, cordero patagónico etc.) que le dio a mi amiga la oportunidad de probar otra cosa que la carne argentina. Pedimos paté, trucha y cordero que estaban todos increíbles. Los vinos también eran muy buenos y encima nos regalaron una copa de vino blanco en el principio.
Lo recomiendo a este restaurant ¹⁰⁰⁄₁₀₀. Todo estuvo delicioso (que a veces es difícil encontrar) y la experiencia le puso un 10. ¡Vayan!

Salí a comer con los amigos de mi papá y sus hijos. Cena de hombres.
Aunque algunos no tomamos vino, reservamos en Bodega del Fin Del Mundo.
Apenas entramos nos sorprendió ver a Jorge Rial comiendo en una de las mesas que da a la calle.
Cholulismo aparte, el lugar es muy lindo. Es sólido, austero pero muy muy fino. Tiene un tinte moderno entre las piedras y las maderas que le dan ese soporte al lugar estilo bodega. Muy exclusivo.
Nos atendieron perfectamente. Varios mozos, no había uno de referencia para la mesa. Un sommelier especializado indicó a los bebedores qué vino iba con cada plato, no sin antes darnos –a todos– una copa de recepción de un vino rosado. Muy rico.
La comida varía entre unas entradas estéticamente perfectas y muy sabrosas, y carnes típicas de la Patagonia como el cordero que comí yo, por ejemplo. Es imperdible.
Vinos expuestos con una iluminación adecuada.
No sería anormal que la cuenta muestre cuatro cifras, pero es un buen lugar para compartir con amigos. Lo vale. Tanto el ambiente como la experiencia. Es uno de los pocos lugares donde sé que volvería aunque se pague tanto.

La bodega patagónica fin del mundo abrió este restaurante en pleno Palermo Hollywood, para tener un espacio donde realizar catas, reuniones y maridar su excelentes vinos con los más exquisitos platos.
El cheff es Pablo buzzo y la especialidad de la casa es la comida patagónica. Los platos son todos gourmet y llenos de sabor. Algunas de las opciones interesantes son: cordero patagónico, trucha, merluza negra y pechuga de pollo orgánica, entre otras cosas.
El restaurante cuenta con un Sommelier especializado, quien sugiere cual es el vino ideal para cada plato. La atención del lugar es muy buena y hay varios camareros por mesa, todos muy bien organizados. De postre recomiendo el Seguido de manzanas patagónicas con salsa toffee y helado de canela.
En cuanto al ambiente es alusivo a una bodega, hay algunos barriles vacíos de decoración además de paredes con piedras que recuerdan a la Patagonia. También cuentan con una amplia barra donde te puedes tomar un buen trago mientras esperas la mesa.
Definitivamente a la hora de disfrutar de una buena experiencia recomiendo este lugar de ojos cerrados. Por supuesto para tanta atención y buena comida, el lugar no es económico.
Nota: En horas de la tarde, realizan degustaciones de vino.