Bombonella

Al entrar en este local recordamos la película de Willy Wonka y la fábrica de chocolate, ya que el olor de este producto nos invade y nos rendimos a ese placer, llegando a imaginarnos aquellas escenas de la película con personajes en miniatura produciendo fabulosos productos.
Apenas nacíà la década de 1930 cuando un griego, Panagiotis Yannoulas, llegaba a Buenos Aires desde su país, en busca de nuevos horizontes.
Una vez establecido en la capital argentina, trabaja en lo que era su pasión: el chocolate. La página web de la empresa nos cuenta que era vendedor de esta golosina en el cine Opera, hoy teatro, en la avenida Corrientes, en los intervalos entre películas.
En 1948, avisa un Boletín Oficial de la época, compra en sociedad el fondo de comercio de la entonces Bombonería Niza, ubicada en esta dirección, luego de iniciar otra empresa del rubro en 1941, de la cual este local fue una de las dos sucursales, muy exitosa, en la que ayudó su familia, que con el tiempo llevó este emprendimiento hasta Bariloche, hoy ciudad productora de chocolate. Por eso en las bolsas de plástico que recibimos al hacer una compra leemos este año como fundación de la firma.
Así llegamos hasta nuestros días, y el mundo de chocolate nos muestra aquí sus maravillas.
Durante el año hay diversas festividades, una es la Pascua cristiana, y los huevos que aquí se preparan son un manjar, habiendo de distintos tamaños, para que todos los bolsillos puedan disfrutarlos.
Estos productos merecen destacarse, ya que también en ellos podemos escribir un mensaje. Son variados en tamaño y precio, con figuras desde la tradicional hasta de animales, como conejo y gallina, y tamaños desde los más pequeños hasta los gigantes, todos productos de artesanía hechos con dedicación.
También aquí podemos comprar el famoso pan dulce y los alfajores elaborados en la isla Martín García. Quienes han visitado la isla conocen estos productos, que fueron degustados no solamente por turistas sino también por expresidentes argentinos que estuvieron allí detenidos, y también saben que es difícil conseguirlos. Pero aquí están, con precios prudentes, al alcance de nuestro bolsillo.
Cada fecha en el año, cada festividad, es un motivo para disfrutar el placer del chocolate.
Cada vez que se abre la puerta del negocio el aroma de este manjar sale a la vereda y atrapa al transeúnte. El chocolate en rama es otra especialidad de la casa, que cautiva el paladar, siendo elaborado a la vista, con lo que damos placer a nuestros sentidos, como la vista al observarlo y el olfato al sentir el aroma. Esto es gratis pero nos induce a la compra sin excusas.
Si queremos quedar bien con alguien aquí tenemos la oportunidad. Bombones de variados gustos en cajas, también de distintas cantidades, hacen que siempre podamos comprar y disfrutarlos.
No olvidemos los momentos o días especiales en que queremos decir algo a alguien. Para ello, Bombonella tiene tabletas de chocolate con mensajes. Además de los que están en stock podemos pedir un mensaje redactado por nosotros; recordemos que no hay afecto que permanezca indiferente ante unas palabras escritas en este manjar; mucho más si tienen el nombre de la persona a quien están dirigidas, y si está en un corazón ni hablar.
Hablando de nombres, hay cientos de ellos en stock, en chocolate de forma rectangular, que pueden acompañar unos bombones u otros obsequios, en ocasiones familiares, cumpleaños, casamientos y demás, con la posibilidad de un chocolate incluyendo una foto.
Un párrafo para la figura que está en las bolsas que contienen las delicias de este lugar. Una casa, montañas y pinos detrás, y al frente un gnomo con barba que recuerda a los enanos de jardín y una gran tinaja, en la que este gnomo revuelve chocolate.
Esta es, como dice el slogan que nos presenta, La Casa del Chocolate, que nos espera para tener la hermosa sensación que nos da este producto, en una historia de trabajo y dedicación de una familia que llegó de lejos para darnos placer y permanecer entre nosotros, de lo que estamos agradecidos. Alberto Auné

No, no, no, no, no, no, no
No debo pasar mas por Bombonella sin haber almorzado, por mi salud fisica economica y financiera!
Que tentacion, por tutatis! Desde la vidriera donde el maestro chocolatero hace a la vista de los transeuntes chocolate en rama, los exhibidores a los costados de la puerta que te atrapan y te meten en ese tunel de Charlie y la fabrica de chocolate, cada rincon, cada espacio disponible tiene increibles cosas, todas tentadoras.
Bombones, tabletas, con mani, con avellanas, pasas y frutos bañados, mani con chocolate de todos tipos, tabletas con nombres o inscripciones–
Para disimular un poco hay bombones de fruta y gomitas, pero el chocolate es el rey
Un espanto por donde lo mires.
No. no. no, no, no, no, no, alejate de la tentacion, por favor!

Como muchas bombonerías que se ubican estrategicamente en puntos turísticos, acá se pueden encontrar desde bombones ricos (aunque el chocolate puro no sea del mejor, pero sí los rellenos y la inventiva en los sabores) hasta flores, pelotas y osos de chocolate. Nunca entendí a quién se le ocurriría regalar un perro de chocolate o tu nombre para que te lo comas, pero se ve que funciona.
El precio está bien para lo que ofrecen, porque por menos de $ 100.- podés llevarte un lindo surtido de bombones y barritas a tu elección, en una selección bastante amplia que tienen.
Lo malo: el espacio ínfimo que tienen para la atención. Si hay más de 2 personas eligiendo ya es un caos y el dueño pone cara de pocos amigos. Harían falta mejores productos base, porque por ejemplo la barra de chocolate blanco rellena de maracuyá era muy rica, pero el marroc artesanal era bastante insípido — aunque visualmente me recordaba al delicioso marroc de Bariloche, al probarlo me desilusionó.
Para regalar un detalle ñoño de corazoncito o una caja inmensa de bombones y dejar parte de tu sueldo, está muy bien. Para probar al paso algún chocolate interesante, o llevarte algo para comer en casa, también. Pero no es un lugar para paladares muy exigentes o para encontrar hallazgos en lo que a chocolates se refiere.

Este es un lugar ideal para dos tipos de personas: los gordos y los cursis (o los gordos cursis). Bombonería Bombonella vende –como su nombre anticipa– todo tipo de bombones, con distintas intensidades y color de chocolates y una gran variedad de rellenos (desde el clásico dulce de leche hasta coco o crema de frutos del bosque).
Lo particular del lugar, es que además de chocolates, venden todo tipo de obsequios «románticos» como peluches, postales, corazones gigantes, cartas, etc. Es el clásico lugar para hacerle un regalo a tu pareja y quedar bien (si es que le gusta el chocolate).
El precio es un poco elevado, pero los chocolates son muy muy ricos. Lo único malo es que suele estar bastante lleno y se forma fila. Aceptan tarjetas.

Para los románticos con su pareja amigos o con uno mismo: Bombonería. Está bueno en estos días que corren en donde tal vez pasó de moda ser romántico caerle a tu pareja con una caja de bombones.
La bombonería además de tener chocolates, tiene peluches y corazones de felpa con inscripciones. El local está muy cargado de cosas, bastante kitch la cosa pero supongo que es intencional. Entrás ahí y querés probar todos los chocolates del lugar (el chocolate en rama es awwwwwwwwwwwwwwwwww).
Algunos precios: una caja en forma de corazón de terciopelo con bombones suizos «extra grande» 1390 pesos. Una caja más chica con ½kilo de bombones suizos 220 pesos. Una caja más chica toda roja con un moño amarillo con bombones 110 pesos.
El local es espaciosos y todo vidriado y con puertas abiertas. Así que cuando pasás ves desde la vidriera los precios y los productos que se ofrecen.

Imaginate un palacio de chocolate, eso es Bombonella. Desde hace años este comercio de Av. Corrientes produce unas golosinas deliciosas para satisfacer a los más golosos. Ahí podés encontrar muchísimos productos para disfrutar a los que se les nota el toque artesanal del lugar.
Como todos los negocios del ramo tiene sus picos de trabajo en Pascua y en las estaciones más frías del año. En ese momento la gente literalmente hace cola para ser atendida. Pero Bombonella abre sus puerta todo el año ¡Por suerte!
Acá podés encontrar bombones, tabletas de chocolate con tu nombre décorándola, huevos de Pascua (desde muy pequeños hasta tamaño Godzilla), conejos, trufas, almendras bañadas, etc. Si podés resistir la tentación al pasar por su vidriera, sos un extraterrestre.
Hacé la prueba. Visitalo y comprobá si sos el hermanito perdido de ET.
:-)