Café Paulín

Cuando llegas a Paulin (si vas al mediodia sabes donde es por la cantidad de gente que hay en la puerta) ves dos carteles.
Uno dice «Famoso Café Paulin», y otro «los mejores sandwiches de Buenos Aires»
Las dos cosas son ciertas, mi mujer, (a quien puedo contarle el mismo chiste todas las semanas, y se rie, no por solidaria sino por su memoria), cuando le dije que iba a ver a un cliente en la calle Sarmiento, me dijo. Hace 15 años cuando trabajaba por ahi habia un bar que hacia unos sandwiches espectaculares.
El nombre no se lo acordaba, obviamente, pero era Paulin. Y si quedaron en su memoria es porque es famoso y hace unos sandwiches espectaculares!
No solo de sandwiches vive el hombre asi que ofrece tambien tartas, un plato del dia (hoy hay vacio con papas como se ve en la foto) y buenos postres (muy rica la ensalada de frutas)
Se come bien, a precios razonables, y a la tarde tiene 2×1 en ceervezas, para un buen after office
No trabaja con tarjetas, de ahi que le falte una estrella…

Uno de los grandes clásicos del microcentro. Hace años que soy cliente de Paulin y siempre bajo la modalidad take-​away porque me resulta incómodo comer en la barra debido a que se amontona mucha gente y vuelan platos de pedidos para todos lados. Si vas en plan d comida para llevar al entrar en la caja t dan un papelito tipo ticket en blanco y debes ir al fondo para pedir, luego que te entregan el pedido te entragan el ticket con el detalle y volves hasta la caja para pagar.
En este lugar se destacan sandwiches de todo tipo ej: el americano, patagonico, peceto completo, mila, crudo. Etc los recomiendo a todos pero en especial patagónico y peceto completo.
La mayoria de los sandwich son para compartir. El d peceto esta 95 y es para dos (47.5 c/​u).

He ido muchas veces, y seguiré yendo!!!
Me encanta comer en la especie de barra que tienen, me encanta ver cómo se pasan los platos de un lado al otro!!! jaja…
Los sandwiches siempre son ricos, abundantes!!! siempre me sobra casi la mitad.
Lo más recomendable es la empanada de Calamar!!! la amo!!!
Para mi, el precio está perfecto para lo que comes.
Es super informal!!!

Estaba acostumbrado a visitarlo en la semana y sentirme amatambrado. Está vez caimos con mi novia un sábado al mediodía y fue la gloria. Nadie en el local. Sánguches de pecetto completo que te llegan al toque, tortillas con casi nada de demora, silencio. Buenísimo.
Sí, estoy pasando por una época antisocial. Y gracias a no sé qué, pero recontra disfruté de comer en Paulín. La comida es buenísima y viene con el show incorporado de que se pasan los platos haciéndolos resbalar en la barra, frente a vos. Las porciones son abundantes, con medio sánguche cada uno estuvimos perfecto (para quedar pipón, con uno lo lográs).
Si nunca fuiste es un clásico del microcentro que aunque sea una vez tenés que conocer.

Imperdible. El laburo de los mozos de este lugar debería ser declarado patrimonio intangible o algo por el estilo. El fuerte es la típica sandwichería porteña pero con un toque de berro. Se pueden comer otras cosas, pastel de papa, ponele. Un espectáculo.

Que decir el famoso «Café Paulin» … como lo tiene de famoso lo tiene de gente adentro, de gente afuera, gente esperando, gente comiendo, gente por aquí gente por allá no creerías si te digo que levantas una baldosa encontras dos de traje y una secretaria comiendo un sandwich, jajaja.
El lugar esta bastante chico pero la ambientacion con madera a la antiguita es espectacular, tenes un sector «quiosco o kiosco» como mas te guste.

No hay dudas que el estereotipo del argentino se aferra a algo y lo mantiene sin ponerle un criterio real y objetivo.
Llegue acá por las miles de recomendaciones y buenas criticas leídas.
Primero que nada quiero aclarar que después de comer mi sanguche (medio) en pan francés me tuve que hacer una reconstrucción del paladar y visitar el dentista por lo que me sangraron las encías.
No puede ser que un lugar que saca sanguches como pan caliente (valga el juego de palabras) te entregue un sanguche de 70 mangos con pan duro y de calidad mala/​regular, me esperaba la mejor panificacion y estuvo más cerca del pan francés que venden en los chinos que otra cosa.
El sanguche en si estaba muy bueno, pedí mediterraneo que tiene mucho queso, algo de jamón crudo, rucula, tomates secos y aceitunas (?) solo encontré una. Son lo suficientemente abundantes como para no explotar si pedís uno para vos solo, pero con ½ te quedas con aaalgo de gula guardada.
Listo ya probé los sanguches de Paulin, ya cumplí mi cuota de porteñidad, pero dudo que vuelva. El lugar no llama a ir porque es un quilombo, los precios menos (no es caaaro pero económico no es) y la calidad estuvo bien. Punto. Nada del otro mundo.

Nos fuimos a almorzar en Paulina. Fue por casualidad que lo encontramos y nos gusto mucho. La comida es abundante y bien rica. Pedimos un sándwich americano y revuelto granjero (?). Todo muy rico.

Comería todos los días en paulin. Abundante y rico, para comer algo de pasada o para llevar

Best empanadas we have tried in BA so far. Local work colleagues go here for their lunch which can be very busy during lunch hour (1 – 2 especially) but ordering anything to go from the street front does not take long. I haven’t had an opportunity to dine inside yet but I’m told while it is small and can get crammed, it’s a memorable dining experience. Was told the chicken and rice plate is very good too.

Just off the Main Florida strip — this place is as authentic as it gets. During the lunch hour this place becomes packed — great for a quick lunch — but more than the food come for the experience. When you walk in get a ticket at the door and then try to get a seat at the bar. Once there if you don’t know what you want get a menu — pick a sandwich or plate and enjoy. We had Tostadas de Jamón y queso and Carne de papa

Quando você entra no clássico Café Paulín, encontra apenas um enorme balcão, onde as pessoas se sentam lado a lado. Achei a ideia genial, pois permite você conhecer diferentes pessoas, enquanto se delicia com um sanduíche da casa. Aliás, eles são prontos rapidamente pelos atendentes que trabalham na sua frente, no centro do balcão.
Os preços são convidativos e o serviço super alto astral; vendo a nossa dificuldade em decifrar ingredientes diferenciados, o atendente trouxe rapidamente um cardápio…em português.

Clásico indiscutible del microcentro que al menos una vez en tu vida tenes que ir. Los sándwiches son la gloria, y entretenerse mirando como los platos pasan de lado a lado sobre una barra finiiiiita es lo mas. Lo que te la baja es que siempre está muy lleno y es difícil conseguir lugar, y lo otro (sobre todo para las chicas) las banquetas de la barra son remil incómodas, no sabes para donde acomodar las piernas. Aun así no le quito puntaje por eso.

Comer en Paulin un día de semana es toda una experiencia, divertida y estresante a la vez. El espacio es mínimo, las butacas de la barra serán incomodas para cualquiera que mida más de 1.70 mts, pero vale la pena por esas empanadotas de calamar y por ver a los mozos revolear los platos por toda la barra, con una precisión hipnotica. Entretenimiento asegurado.

Un lugar característico de Buenos Aires. Sigue funcionando como hace mil años y la comida, siempre igual de rica y abundante.
No esperen un servicio de lujo, las cosas se manejan a los gritos, y aun sorprende el revoleo de platos por la barra.
Este es un lugar de paso, donde comer rico y mucho. Los precios, aunque no baratos, condicen con la comida.

Increible lugar. Todo muy loco. Los platos vuelan por el mostrador. Los platos salen de los inmediato. Se xome rico. Va mucha gente. Un lugar para pasar alguna vez en la vida, no se lo pierdan.

Hoy volvimos a Paulin después de una larga ausencia, y nos encontramos con comidas abultadas y precios igualmente altos. Sin embargo, no deja de sorprender que todo y absolutamente todo es sandwicheable. (Altamente recomendable la tortilla especial).
La atención, si bien es muy buena, es rústica. El pedido entre los miembros del staff es a los gritos, y sentarse en la barra en U que caracteriza a Paulin no es tan agradable si uno va en grupos numerosos y tiene la intención de conversar. Sin embargo, está bueno para ir solo o de a dos, y sentarse a comer en la barra.
No es un lugar tranquilo, es un lugar para sentarse y comer, punto. Los sánguches son magníficos, pero la Palma de Oro se la lleva el budín de pan.
Larga vida al budín de pan de Paulin (con una porción comen dos personas, y es para llevarse a la oficina y comer en el escritorio felízmente).
Un gran lugar para almorzar en Microcentro.

Fuimos Hoy al mediodiía al local que está en la calle San Martin 541 porque teniamos ganas de comer en la barra. El de la calle Sarmiento es imposible conseguir lugar. En cambio en esta sucursal siempre hay un par de asientos libres.
La especialidad son los Sandwiches!!! Hoy probamos «Mediterraneo de Crudo».viene con Queso, Jamon Crudo, rucula, tomate seco, aceitunas negras y albahaca… que ricooo!!! Esta $ 58 y comen 2 hombres o ¾ mujeres.
Si nunca fueron a un «Paulin» vayan!!! Es un espectaculo comer y tambien ver la dinamica del local… donde pasan platos deslizandose a alta velocidad por la barra y demas atracciones…

Este lugar es mas experiencia argentina que comida buena. Probe 3 sandwiches diferentes y la calidad estaba ahi, la textura estaba buena, pero el sabor o la mezcla de sabores no me funciono. Los sandwiches son buenos pero ninguno hizo que quisiera volver.
Es como si el sandwich fuera una chica muy linda y con un cuerpo fenomenal y este en frente tuyo pero vos sos gay.
Eso si, te llena, de eso no hay dudas. Supongo que es porque en mi experiencia veo que el paladar argentino promedio disfruta mucho mas de la textura de un sandwich que del sabor o tipo de los ingredientes, es un poco dificil de explicar cuando comes algo que esta muy bien hecho y con buenos ingredientes pero igual no queres ni terminarlo ni seguir comiendolo porque no hay sabor que te atraiga, algo asi fue.
Me gusto mucho el lugar, el ambiente esta bueno, podes hacerte todo un hobby o pasatiempo de solo ir a mirar al personal trabajando. El servicio es rapido, pero no rapido en el buen sentido sino rapido que si no pedis o no te moves te pasan por arriba todos, el personal y los clientes. Igual si trabajara cerca y fuera seguido, me pareceria una tortura y me querria pegar un tiro, pero son muy amables igual, nada negativo ojo, solo muy intenso.

Los magos del almuerzo en el centro. Café Paulín tiene ese aire antiguo que no cambia con los años y te transporta apenas entras al local.
Primero, buena suerte para entrar. A la hora del almuerzo se hace prácticamente imposible encontrar lugar para sentarse en la extensa barra. Muchísima gente esperando para entrar o llevarse un pedido.
Si sos de los afortunados que logran hacerlo, estate listo para hacer el pedido sin repetir y sin soplar. Los mozos no tienen tiempo para perder y repetirán tus palabras a la velocidad de la luz, boca en boca tu pedido será transportado hasta la cocina, adonde le devolverán un plato volador que recorrerá la barra al estilo western hasta llegar a tus manos.
Magia pura.
No pierdas tiempo con otra cosa que los sándwiches. Enormes, tostados, rellenos de fiambre, milanesa o lomito. Chorrean queso y pueden llenar hasta el comensal más hambriento. Eso sí, los precios acompañan.

Es la salvación para muchos que no tenemos casi tiempo para almorzar. En el corazón del microcentro encontramos este barcito que se destaca por sus sándwiches y empanadas de calamar. Es divertido ver pasar los platos casi volando por el mostrador desde su cocina hacia la parte delantera y la velocidad con que los mozos cuasi malabaristas los maniobra.
No se destaca por su comodidad ya que esta pensado para comidas rápidas y al pie, por lo que si quieren comerlo en la comodidad de su oficina pueden pedir por delivery o acercarse y retirarlo en el lugar.
ideal también para pedir una picada para el viernes al mediodía para compartir con tus compañeros y tu jefe si queres sumar unos puntitos.

En el trajín del mediodía porteño, es una opción rica y rápida para hacer un alto en el camino y seguir pateando la ciudad. Este cafetín con forma de vagón de tren queda sobre la peatonal Sarmiento, así que es ideal para cruzarse a pie si tenés que hacer algún trámite bancario por la zona, ya que todos los bancos de Buenos Aires tienen sucursales por ahí.
Entrás y te reciben con un papelito que deberás conservar para pagar a la salida. Este acto es la condición sine qua non para asegurar tu ingreso al bar.
Paulín es famoso por sus sánguches de todo tipo, preparados en el momento con una velocidad nunca vista. La gente hace cola para llevarse el almuerzo a la oficina, o se sienta en la barra mientras admira la habilidad de los mozos-​malabaristas. Es fija que los platos se deslizan a lo largo de la barra, con una destreza infalible. Lo único que hay que soportar es el bullicio de la hora pico, pero se compensa con el buen clima que tiene el lugar.
Por un precio razonable, tenés un menú ejecutivo que incluye agua saborizada. También las picadas para 5 personas son una opción. Otra alternativa para el almuerzo grupal es pedir bandejas de sánguches para 4 o 5. Igual si es la primera vez que vas, no pidas comida para llevar: sentate en la barra a ver el espectáculo.

La batalla de los sandwiches en microcentro tiene dos nombres: El Buen Libro (
) y Paulin. Cada uno tiene sus fans y detractores y lo cierto es que son lo suficientemente diferentes como para que no existiera tal diferencia.
Paulín se caracteriza por dos cosas: la barra «en U» de sus locales (a los dos tradicionales se le acaba de agregar uno nuevo en la calle Reconquista, no casualmente al lado de El Buen Libro), y la velocidad y crispación del personal de atención. En Paulín todo es rápido, muy rápido. Y a los gritos.
Muchos turistas y compañeros de trabajo del exterior lo encuentran encantador, en lo personal me resulta enervante: estar dentro del local en hora pico debe calificar como un estresor de primera categoría. Además, en pos de la velocidad, si uno no pide exactamente lo que quiere, en el lenguaje del local, se ponen a atender a otra persona con cara de «te dormiste». Tampoco está muy claro cuál es el valor de las cosas: la misma ensalada de un día para otro la pueden cobrar 40 o 50 pesos, sin explicar los motivos aparentes.
¿Por qué la gente sigue yendo a Paulín, entonces? La comida es rica, y MUY abundante: sándwiches estallantes, ensaladas generosas y con variedad de ingredientes, y las clásicas picadas (para 10 personas o más) que los viernes se venden como pan caliente (hablando de pan: exquisito el que dan para acompañar las ensaladas). (Otra nota: si van a pedir picadas, llamen con anticipación, porque tardan, especialmente los viernes que son «día de picada de Paulín» en muchas oficinas de la zona).
Finalmente, una nota sobre precios: si bien no carísimo, Paulín es bastante más caro que otras sandwicherías (discutiblemente, la calidad es mucho mejor), pero comparado con El Buen Libro, por la misma plata que come uno en Paulín comen dos en EBL.